Nombre:

'Ali ibn Muhammad

Apelativos:

Al-Hadi (El Guía)
An-Naqiyy (El Puro)
Al-Mutawakkil (El que se encomienda a Dios)
Al-'Askariyy (El Combatiente)
An-Nayib (El Noble)
Al-Murtadha (El Predilecto)
Al-'Alim (El Sabio)
Al-Faqih (El Jurisconsulto)
Al-'Amír (El Comandante)
Al-Dali (La Prueba)
Al-'Amin (El Honrado)
Al-Mu'taman (El Íntegro)
At-Tayyib (El Bueno)
An-Nasih (El Consejero)
Al-Miftah (La llave)

Sobrenombre:

Abu-l-Hasan ath-Thalith (Padre del tercer Hasan)

Padre:

Muhammad Al-Yawad (P)

Madre:

Summanatu-l-Ghanitah, también conocida como Al-Maghribiyyah o también Sawsan.

Nacimiento:

El 15 Dhu-l-Hiyyah (o el 5 de Rayab) del año 212 de la Hégira, en la ciudad de Medina.

Muerte:

El lunes 3 de Rayab del año 254 de la Hégira, a la edad de 41 años, envenenado por orden del califa abbassida Muhammad Al-Mu'tazz.

Sepultura:

En el mausoleo dedicado a su memoria y a la de Imam Hasan Al-Askari (P) en Samarra (Iraq)

Descendencia:

4 hijos y 1 hija.
Los hijos: Abu Muhammad al-Hasan, Husain, Muhammad y Ya’far Al-Kazzhab (el mentiroso).
La hija: Aishah.

Inscripción:

Sobre su anillo figuraba la inscripción "Al-Mulku li-Allah" (La entera creación está bajo el dominio de Dios).

Apuntes biográficos

Su nacimiento y su imamato

El Imam 'Ali Ibn Muhammad, fue el décimo Imam, heredando el Imamato en el año 220 de la Hégira después del martirio de su padre, cuando contaba únicamente con ocho años de edad.

Aquellos que se entrevistaron con él dijeron: "Este honorable Imam era de altura media, tez blanca que tiraba a rojiza, ojos grandes, largas cejas y rostro radiante".

El Imam vivió durante el gobierno de siete califas 'Abbasíes; antes de ser Imam con ‘Abdullah Al-Ma'mun (198-218 H.) y su hermano Muhammad Al-Mu'tasim (218-227 H.). Y durante los años de su imamato durante el resto del gobierno de Al-Mu'tasim y el gobierno de Harun Al-Waziq (227-232 H.) hijo de Al-Mu'tasim, y el de Ya'far Al-Mutawakkil (232-247 H.) hermano de Al-Waziq, y Muhammad Al-Muntasir (247-248 H.) hijo de Al-Mutawakkil, y Ahmad Al-Musta‘iin (248-252 H.) hijo del tío paterno de Al-Muntasir, y Muhammad Al-Mu'tazz (252-255 H.), otro de los hijos de Al-Mutawakkil.

Mutawakkil fue el más acérrimo enemigo de la Gente de la Casa del Profeta, entre los 'abbásidas. Odiaba a 'Ali (P), el Amir de los Creyentes, a quien insultaba y maldecía públicamente. En sus banquetes tenía un bufón que ridiculizaba al Imam 'Ali (P). En el año 237 del calendario musulmán ordenó destruir el santuario del Imam Husain (P). En su reinado, los descendientes de 'Ali (P) padecieron de una extrema miseria.

Mutawakkil había puesto como gobernador de Medina a 'Abdullah Ibn Muhammad, quien le envió informes falsos sobre el Imam Al-Hadi (P) acusándolo de conspirar contra su gobierno. Al enterarse, el mismo Imam le escribió al califa diciéndole que eran mentiras las acusaciones de 'Abdullah. Al-Mutawakkil le mandó una respetuosa carta reconociendo su inocencia, elogiando al Imam y diciéndole que iba a destituir a 'Abdullah Ibn Muhammad y a designar a otro gobernador, quien iría con órdenes de respetarlo y obedecerlo. Además le solicitó cortésmente que se trasladara de Medina a Samarra que en ese entonces era la capital de los 'abbasíes. La intención de Al-Mutawakkil era vigilarlo de cerca y contrarrestar la influencia que el Imam poseía sobre la gente.

El Imam se mudó a Samarra y durante un tiempo fue tratado con honores públicos. Al-Mutawakkil quería hacerlo caer en alguna trampa, pero no pudo. No logró hacerlo participar en sus banquetes ni pudo encontrar los medios para acusarlo de conspiración. Finalmente éste murió y fue sucedido por otros 'abbasíes. Durante el califato de Mu'tazz, el Imam Al-Hadi (P) murió envenenado.

El comportamiento de los califas

La continua lucha y oposición de la familia del Profeta (PBd) en contra de los califas usurpadores y tiranos, forman con honor parte de las sangrientas páginas de la historia del Islam de la Escuela Ash-Shi‘ah. Nuestros Impecables Imames con el desacuerdo que mostraban ante los tiranos, y también al apoyar la equidad y justicia, acrecentaba la irritación de los gobernadores opresores así como la de sus subalternos.

Éstos sabían perfectamente que los Imames Impecables no desperdiciaban ningún momento para guiar a la gente y mostrar la verdad, así como ayudar al oprimido y pelear en contra de la tiranía y corrupción, por ello siempre se sentían en peligro ante esta serie de enfrentamientos y luchas.

Los califas de Bani 'Abbas que por medio de intrigas ocuparon el lugar de los tiranos omeyas, y "reinaron" sobre la gente bajo el nombre de "Califato Islámico", al igual que los califas anteriores a ellos no dejaban pasar ninguna oportunidad para destruir y manchar a la familia del Profeta (P), y de cualquier forma que pudiesen trataban de deformar la imagen de los "verdaderos líderes" y destruir su reputación. Por medio de diversas intrigas procuraron mantener alejados a éstos Inmaculados de la guía de la gente, y terminar con la simpatía que sentía el pueblo hacia ellos.

Para aquellos que están familiarizados con la historia de los Imames y califas, son evidentes los engaños de Al-Ma'mun 'Abbasi para llegar a obtener su objetivo, así como sus siniestros planes para mostrarse legítimo, tomar en sus manos el gobierno y oscurecer la luz del Imamato.

en los apartados dedicados a la vida de los Imames octavo y noveno, ya mostramos algunos de éstos engaños. Después de Al-Ma'mun, Al-Mu'tasim 'Abbasi continuó con los mismos métodos y planes diseñados por Al-Ma'mun para con los descendientes del Profeta y de los Imames. Y basándose en éstos hizo trasladar al Imam Al-Yawad (P) de Median a Bagdad para tenerlo bajo su control y vigilancia, y finalmente asesinarlo.

Así también, con el pretexto de que se negaban a vestir ropas negras (que era el color oficial de las ropas de los 'abbasíes), encarceló a los alíes (o seguidores del Imam 'Ali -P-) en donde fallecieron (o fueron asesinados).

Al-Mu'tasim murió el año 227 de la Hégira en Samarra. Su hijo Al-Waziq tomo su lugar, y continuó con la misma tendencia que su padre Al-Mu'tasim y su tío Al-Ma'mun. Al-Waziq al igual que los califas que se refugiaban en el Islam, era lujurioso y bebía en exceso, y para sentir más placer, ingería remedios especiales que finalmente esos mismos menjunjes fueron los que causaron su muerte.

El murió el año 232 de la Hégira, en la Ciudad de Samarra. Al-Waziq no era muy severo con los shi'ítas, y fue por ello que durante esa época los alíes y la familia de Abu Talib se congregaron en Samarra, y hasta cierto punto vivieron con comodidades; sin embargo, se disgregaron durante el gobierno de su hermano Al-Mutawakkil.

Después de Al-Waziq, su hermano Al-Mutawakkil, que fue uno de los más sucios y asesinos de los gobernadores de la dinastía Bani 'Abbas, se hizo cargo del califato. El Imam 'Ali Al-Hadi (P) convivió más con Al-Mutawakkil que con cualquier otro de los Califas 'Abbasí, durante más de catorce años. Este largo tiempo es considerado el más difícil de la vida del Imam y de sus seguidores, ya que Al-Mutawakkil fue el más incrédulo de los Califas 'Abbasí, y un hombre perverso y despreciable; su corazón estaba lleno de rencor hacia 'Ali el Príncipe de los Creyentes (P), hacia sus shi'ítas y su familia. Durante su gobierno un grupo de los seguidores de 'Ali (P) fueron asesinados, envenenados o tuvieron que salir huyendo.

Al-Mutawakkil relatando sueños y alucinaciones inventados por él mismo, incitaba a la gente a seguir a "Muhammad Ibn Idris Shafi‘i" que había muerto en esa época. Su propósito era hacer que la gente centrara su atención en éste y así olvidara a los Imames. El año 236 de la Hégira, ordenó que destruyeran la tumba del "Señor de los Mártires", el Imam Husain (P), y las construcción que se encontraban a su alrededor, y en su lugar cosecharan en esas tierras, para así evitar que la gente fuesen a visitar ese lugar santo.

Al-Mutawakkil temía que la tumba del Imam Husain (P) se convirtiese en el centro de reunión de sus opositores, y el martirio y lucha de este gran mártir inspirase a la gente para realizar un movimiento y revuelta en contra de la tiranía de la corte del califato; empero los shi'ítas y amantes del Señor de los Mártires, bajo ninguna condición dejaron de visitar esa Tierra Santa.

Se ha relatado que Al-Mutawakkil destruyó la tumba del Imam diecisiete veces y amenazó muchas otras a los visitantes e inclusive hizo construir dos postes de vigilancia cerca de la tumba, empero a pesar de todos estos crímenes no pudo evitar que la gente visitase la tumba del Imam Husain (P).

Los visitantes soportaban las diferentes torturas y molestias, y nuevamente regresaban a visitar la tumba. Después de la muerte de Al-Mutawakkil, los shi'ítas con la ayuda de los alíes reconstruyeron nuevamente la tumba del Imam. Los musulmanes se irritaron al enterarse de que habían destruido la tumba del Imam Husain (P); la gente de Bagdad escribía frases en las paredes de las casas y mezquitas en contra de Al-Mutawakkil, y lo censuraban a través de esas sátiras.

La siguiente sátira es una de las composiciones dichas en contra de este rebelde opresor:

"¡Juro por Dios! Que los Bani Umaiiah tiránicamente asesinaron al hijo de la hija de su Profeta (PBd).

Ahora, aquellos que pertenecen a su familia (Bani 'Abbas que son de los descendientes de ‘Abdul Muttalib y considerados de los Bani Hashim) cometieron un crimen como el crimen de los Bani Umaiiah; ésta es la tumba de Husain que ¡juro por mi vida!, está destruida.

Parece ser que los Bani 'Abbas se lamentan por no haber participado en el martirio de Husain (P), y ahora (de ese crimen cometido por los Bani Umaiiah) con la profanación a la tierra donde se encontraba Husain y destruyendo su tumba, siguen los mismos pasos que ellos".

Así es, la gente que carecía de los medios de difusión necesarios existentes en esa época y veía que los púlpitos, mezquitas, reuniones y sermones se encontraban en manos de los asalariados del Califato 'Abbasí, manifestaba su desacuerdo e ira a través de este medio.

Los poetas obligados y responsables utilizaban también su arte y talento en contra de Al-Mutawakkil pronunciando poemas efectivos, y a través de éstos recordaban a la gente los crímenes de los Bani 'Abbas. Por otra parte Al-Mutawakkil, para terminar con el más mínimo murmullo de protesta y oposición, realizaba cualquier crimen; se burlaba y mataba de la peor manera a los sabios, poetas y otros grupos que se negaban a simpatizar con el régimen.

Ibn As-Sikiit famoso poeta y literato de la Shi'ah, era el instructor de los hijos de Al-Mutawakkil. En una ocasión Al-Mutawakkil apuntando hacia sus dos hijos Al-Mu'tazz y Al-Mu'aiiad preguntó a Ibn As-Sikiit: "¿Estos dos son más queridos para ti o Hasan y Husain?".

Ibn Sikiit sin demora respondió: "Qanbar, el esclavo de el 'Ali Príncipe de los Creyentes (P), es mejor que ¡tú y tus dos hijos!".

Al-Mutawakkil enfureció al igual que un oso herido, entonces ordenó: "¡Arranquen su lengua por detrás de su cabeza!" Y así fue como ese ejemplo de valentía y honor fue martirizado a los cincuenta y ocho años.

Al-Mutawakkil, al igual que los demás califas, malgastaba los tesoros públicos de los musulmanes, y tal y como lo encontramos registrado en las páginas de la historia él construyó diferentes palacios, y únicamente para construir la "Torre Al-Mutawakkil", que hoy día aún existe en Samarra, gastó un millón setecientos mil dinares de oro.

Es doloroso ver junto a estos derroches la situación en la que se encontraban los alíes y la familia del Profeta (PBd), y vemos como un grupo de mujeres de los shi'ítas en Medina únicamente poseían un vestido viejo y muy usado para hacer la oración; ellas se veían obligadas a prestárselo y realizar la oración en turno. Pasaban la vida hilando y siempre se encontraron en esa situación difícil y pobre, hasta que Al-Mutawakkil fue asesinado.

El odio y enemistad de Al-Mutawakkil hacia 'Ali (P) lo había llevado a realizar bajezas y vilezas increíbles. Al-Mutawakkil amistaba con el grupo de los "Nasibi" y los enemigos de Ahlul Bait (la familia del Profeta), y para tranquilizar su corrupta alma, ordenó a un bufón que con movimientos repulsivos y vergonzosos se burlara de 'Ali el Príncipe de los Creyentes (P), y mientras lo observaba bebía vino y ebrio se carcajeaba.

¡Un comportamiento como tal no es sorprendente en Al-Mutawakkil, sino que lo sorprendente y doloroso es la situación de aquellos que siguen y aceptan a monos sucios y despreciables como "califa del Profeta" y "Ulil ‘Amr (los dotados de autoridad) del Islam" y "gobernador de los musulmanes", y han dado la espalda al verdadero Islam y a la Inmaculada familia del Profeta! ¡Que doloroso, hasta dónde ha llegado la perdición del hombre!.

Así es, el sadismo de asesinar y hostigar en Al-Mutawakkil había acrecentado tanto, que inclusive a veces él mismo lo confesaba.

En una ocasión su ministro Fath Ibn Jaqan lo encontró pensando y con adulación le dijo: "… ¿En qué está pensando? ¡Juro por Dios que nadie sobre la tierra vive mejor y disfruta más que vos!".

Al-Mutawakkil le respondió: "… ¡Mejor que la mía es la vida de aquél hombre que tiene una casa grande, una esposa digna y sustento en demasía y a la mano, y no nos conozcamos para molestarlo, y no nos necesite para humillarlo!".

Las rigurosidades y molestias de Al-Mutawakkil hacia la familia del Profeta (PBd) habían llegado a tal grado que hostigaban y torturaban a la gente por amistar y seguir a los Imames, y por esta misma causa la situación se había vuelto muy difíciles para éstos Inmaculados.

Al-Mutawakkil nombró a ‘Umar Ibn Farah Rajyi gobernador de Meca y Medina, él impedía en forma extremadamente rigurosa que la gente se comportara amablemente con la familia de Abu Talib, a tal grado que la gente por miedo de perder la vida dejaron de apoyar y ayudar a los alíes, y la vida se hizo aun más difícil para los descendientes de 'Ali el Príncipe de los Creyentes (P).

Invitación a Samarra

Es claro que con el temor que sentían los tiranos califas por la influencia de los Imames en la sociedad, así como por la atención y amor de la gente hacia éstos, era imposible que dejaran en paz a nuestros generosos Inmaculados. Además de este temor que se había apoderado de Al-Mutawakkil y de todos sus antepasados, el odio y enemistad personal que sentía él mismo hacia la familia de 'Ali el Príncipe de los Creyentes (P) incrementaba su oposición y rigurosidad hacia ellos, y a razón de esto decidió trasladar al Imam Al-Hadi (P) de Medina a Samarra, para poder vigilarlo de cerca.

Al-Mutawakkil el año 243 de la Hégira, desterró en secreto al Imam de Medina a Samarra, y lo hizo hospedarse en una casa cerca de su campo militar, en donde, tanto él como los demás califas después de él, uno tras otro, lo tuvieron rigurosamente vigilado. El Imam vivió ahí hasta que fue martirizado el año 254 de la Hégira.

El asunto del destierro del Imam fue así que durante la época de Al-Mutawakkil un hombre llamado ‘Abdullah Ibn Muhammad se encargaba de los asuntos militares y la oración colectiva en Medina, constantemente molestaba al Imam y por otra parte siempre hablaba mal del Imam ante Al-Mutawakkil. El Imam se enteró de esto y a través de una carta notificó a Al-Mutawakkil de las mentiras y enemistades de ‘Abdullah Ibn Muhammad. Al-Mutawakkil ordenó que respondieran la carta del Imam y lo invitaran en forma reservada a Samarra. El texto de la contestación a la carta enviada por el Imam es el siguiente:

"En el nombre de Dios el Clemente, el Misericordioso

En verdad que el Amir reconoce vuestra jerarquía, considera vuestro parentesco y acepta vuestro derecho… Amir, destituyó de su puesto en Medina a ‘Abullah Ibn Muhammad por haber ignorado vuestro derecho y por haberos insultado y acusado. El Amir sabe que vos sois inocente, y que vuestras buenas palabras y actos tienen un verdadero deseo, y que vos no os habéis dispuesto para lo que os acusa. En lugar de él ha colocado a Muhammad Ibn Fadl, y le ha ordenado que respete y obedezca vuestras opiniones y órdenes.

Sin embargo, el Amir desea veros y le gustaría volver a pactar con vos, entonces si vos también deseáis visitar y quedaros junto a él, elija a cualquier otra persona de vuestros familiares, amistades y servidumbre que deseéis, y con tiempo y en el momento conveniente venid hacia nosotros. La época para viajar, las paradas durante el viaje y el camino a escoger, todo queda a vuestro criterio, y si desea os puede acompañar el amigo del Amir Yahia Ibn Harzamah y su ejército. Que sea lo que vos consideréis conveniente, y a él le hemos ordenado que os obedezca en todo.

Entonces pedid a Dios que os de bienestar para que os permita visitar al Amir, ninguno de sus hermanos e hijos ni los de su casa y parientes son tan querido para el Amir como vos.

Wa salam"

Evidentemente el Imam estaba enterado de las malas intenciones de Al-Mutawakkil, no obstante no le quedaba otro remedio más que trasladarse a Samarra ya que rechazar la invitación de Al-Mutawakkil era un argumento para comprobar las palabras de los espías, hecho que incitaría más a Al-Mutawakkil y con esto ponía un pretexto apropiado en las manos de éste. Una prueba de que el Imam estaba enterado de los planes de Al-Mutawakkil y se vio obligado a realizar este viaje, es donde tiempo después y estando ya en Samarra dijo: "Me llevaron de Medina a Samarra disgustado".

De cualquier forma, el Imam recibió la carta y se preparó para viajar a Samarra, y Yahia Ibn Harzamah lo acompañó. Cuando llegaron a Samarra, Al-Mutawakkil no permitió que el Imam entrara a la ciudad ese mismo día, y ordenó que lo hospedaran en un lugar inapropiado llamado Jan As-Sa'Alik, lugar donde se refugiaban los mendigos e indigentes. Ese día el Imam permaneció en ese lugar, al día siguiente Al-Mutawakkil le dio una casa aparte a la cuál se trasladó el Imam. Aparentemente lo respetaba, pero en secreto trataba de debilitarlo y desprestigiarlo, sin embargo, carecía del poder suficiente para hacerlo.

Salih Ibn Sa‘id relata: "El día en que el Imam llegó a Jan As-Sa'Alik fui a visitarlo y le dije: '¡Ofrezco mi vida por vos! Estos opresores quieren apagar vuestra luminosidad en cualquier campo y quitaros vuestro derecho, al grado que os han traído a esta posada baja, que es una posada de los pobres'.

El Imam indicando con su mano hacia un lado dijo: '¡Oh, Sa‘id, observa esto!'. Yo miré y observé bellos jardines llenos de fruta, arroyos por los cuáles corría agua cristalina, bellas mujeres y servidores del Paraíso que se asemejaban a las perlas puras que aun no han sido tocadas. Quedé atónito, y muy sorprendido. Me dijo: 'Nosotros en cualquier lugar que nos encontremos es así, ¡oh, hijo de Sa‘id! Nosotros no nos encontramos en el Jan As-Sa'Alik'".

El Imam Al-Hadi (P) sufrió mucho durante su estancia en Samarra, era amenazado y molestado especialmente por parte de Al-Mutawakkil, y su vida se encontraba siempre en peligro. Los ejemplos que mencionamos a continuación muestran la situación peligrosa en la que se encontraba el Imam en Samarra, y éstos mismos son testigo de su tolerancia, perseverancia e intransigencia ante esos tiranos:

Saqr Ibn Abi Dalf cuenta: "Cuando trasladaron al Imam Al-Hadi (P) a Samarra, fui a preguntar como se encontraba. Zarrafi el vigilante de Al-Mutawakkil me vio y ordenó que me dejasen entrar. Ya estando adentro me preguntó: '¿Para que has venido?'. Le respondí: 'Para algo bueno…'. '¡Siéntate!' Me dijo.

Me senté, pero temía. Me puse a pensar y quedé convencido de que me había equivocado (por haberme expuesto a un acto tan peligroso y querer ver al Imam).

Zarrafi alejó a la gente y cuando nos encontrábamos solos dijo: '¿Qué deseas y para que has venido?'.

Le dije: 'Para algo bueno'.

Preguntó: '¿Parece que has venido para preguntar por la salud de tu Señor?'.

Le respondí: '¿Quién es mi Señor?. ¡Mi Señor es el califa!'.

Dijo: '¡Calla! Tu Señor tiene el derecho, y no temas que yo también opino igual que tú y lo reconozco como Imam'.

Agradecí a Dios, entonces él agregó: '¿Deseas visitarlo?'.

Le respondí: '¡Sí!', e inmediatamente dijo: 'Toma asiento hasta que salga el emisario'.

Cuando salió ordenó a su esclavo: 'Llévalo a la celda donde se encuentra el shi'ita encarcelado. Déjalo ahí y regresa'.

Cuando llegué con el Imam, lo encontré sentado sobre una alfombra de pleitas y ante él una fosa preparada. Lo saludé y después de responder a mi saludo me dijo que tomara asiento. Lo hice. Entonces preguntó: '¿Para que has venido?'.

Le respondí: 'Para preguntar por vuestra salud'. Cuando mis ojos vieron la fosa comencé a llorar.

El Imam me dijo: 'No llores, que en estos momentos no me dañarán'.

Luego de agradecer a Dios le pregunté por el significado de una narración, el Imam me respondió y a continuación me dijo: 'Déjame y sal de inmediato que no hay seguridad para ti, y temo que te molesten'".

Ibn Al-Yawzi uno de los grandes sabios de Ahl-Tasanun registra: "En una ocasión denunciaron al Imam Al-Hadi (P) ante Al-Mutawakkil acusándolo de que en su casa guardaba armas, escritos y otros, enviadas por los shi'ítas de la Ciudad de Qom y que tenía planeado atacar al gobierno. Al-Mutawakkil envió a un grupo a casa del Imam el cuál atacó por la noche, sin embargo, no encontraron nada, y hallaron al Imam solo en una habitación y a puertas cerradas que vestía una camisa de lana y estaba sentado sobre el piso de arena, ocupado en adorar a Dios y leyendo el Corán.

Con esas mismas ropas llevaron al Imam ante Al-Mutawakkil, y después de informarle que no habían encontrado nada en su casa, dijeron: 'Lo encontramos en dirección a la Ka‘bah leyendo el Corán'.

Al-Mutawakkil aturdido y temeroso al ver la majestuosidad y grandeza del Imam, sin querer lo saludó y lo hizo sentar junto a él, entonces tomando la copa de vino que tenía en su mano la ofreció al Imam. El Imam juró: '¡Mi carne y sangre no se han mezclado con esas cosas! ¡Excúsame!'.

Lo dejó en paz y dijo: '¡Recita un poema!'.

El Imam dijo: 'Yo se muy pocos poemas de memoria'.

Insistió: '¡Debes recitar!'.

El Imam recitó las siguientes estrofas:

"En la cúspide de las montañas, pasaron la noche hasta el amanecer, y hombres poderosos los vigilaban, sin embargo las montañas no pudieron salvarlos del peligro de la muerte.

Después de que fueron queridos, fueron bajados de sus lugares seguros, y colocados dentro de su sepulcro, el sepulcro ¡que hogar y lugar de descanso desfavorable!.

Después de que fueron sepultados, el anunciador gritó: ¿Dónde están esas pulseras y coronas y vestidos suntuosos?.

¿Dónde están esos rostros que crecieron en las comodidades, que como muestra de respeto colgaban las cortinas para ellos?.

La tumba le respondió en lugar de ellos: En estos momentos las lombrices también corren por sus caras".

Los efectos provocados por las palabras del Imam fueron tales que Al-Mutawakkil lloró intensamente al grado que sus lágrimas humedecieron su barba y los presentes también lo hicieron. En ese momento Al-Mutawakkil ordenó que recogieran la mesa de vino, entregó al Imam cuatro mil dirhams y luego ordenó que lo regresaran con respeto a su casa.

Otro ataque a la casa del Imam

En cierta ocasión, Al-Mutawakkil se enfermó de pústulas y estaba a punto de morir. Nadie osaba tocarlo para curarlo. Su madre hizo la promesa que si él se curaba, le daría una gran suma de dinero de su fortuna personal a Abu Al-Hasan (P). Al Fath Ibn Haqam, quien era hermano adoptivo de Al-Mutawakkil, le recomendó al califa que consultase al Imam Al-Hadi (P), pues quizás él le indicase algo a través de lo cual Dios le diese algún alivio. El califa ordenó que le solicitasen ayuda a Abu Al-Hasan (P), y él le mandó a decir que mezcle el sedimento de la grasa de un cordero con agua de rosas y lo pusiese sobre las pústulas, lo cual le sería beneficioso, si Dios así lo quisiera. Los que estaban presentes se burlaron del remedio, pero Al Fath le dijo al califa: "No existe ningún peligro en probarlo. ¡Por Dios!, tengo esperanzas que aquí haya una solución".

Prepararon la mezcla y la colocaron sobre las pústulas. Inmediatamente éstas se rompieron y comenzaron a sanarse.

Entonces la madre de Al-Mutawakkil se alegró por su recuperación y le envió al Imam Al-Hadi (P) una bolsa conteniendo 10.000 dinares, la cual estaba cerrada con su sello personal. Al Batha'i, un espía del califa, se enteró que el Imam había recibido esta bolsa de dinero, y se presentó ante Al-Mutawakkil inventando calumnias sobre Al-Hadi (P). Le dijo que estaba reuniendo dinero y armas para conspirar en su contra. Al-Mutawakkil entonces le ordenó a uno de sus funcionarios, Said, que entrase por la noche en la casa de Al-Hadi (P) en forma inesperada, y le trajese todo el dinero y las armas que encontrase en ella.

Said informó que fue a la casa del Imam Al-Hadi (P) por la noche, llevando una escalera. Subió al tejado y comenzó a descender en la oscuridad, hasta que se perdió. Entonces oyó desde la casa la voz del Imam que lo llamaba, diciéndole: "¡Oh, Said! Permanece donde estás hasta que te alcancen la luz". Le llevaron un candil y lo ayudaron a bajar. Said encontró al Imam vistiendo una capa de lana y un sombrero de lana. Estaba frente a una alfombra que usaba para rezar, y se hallaba ubicada en dirección a Meca (a la Quiblat). El Imam le dijo: "Allí están las habitaciones. Busca en ellas". Said revisó todo y sólo pudo hallar dos bolsas cerradas, con el sello de la madre del califa sin romper. Luego el Imam le indicó que buscase debajo de la alfombra que utilizaba para rezar, y encontró allí una espada en su vaina. Said la tomó y la llevó junto a las dos bolsas para entregárselas a Al-Mutawakkil.

Cuando el califa vio el sello de su madre en las bolsas, ordenó que la llamaran y le preguntó acerca de lo que había visto. Ella dijo que mientras estuvo enfermo, había hecho la promesa que si se curaba le enviaría 10.000 dinares a Abu Al-Hasan 'Ali Ibn Muhammad al Al-Hadi (P), y cuando se curó, le envió la bolsa con la suma prometida y otra bolsa más con 400 dinares. Ninguna tenía el sello roto, lo cual indicaba que el Imam no las había tocado. Ante esta situación, Al-Mutawakkil ordenó que le devolviesen ambas bolsas y que agregasen de su parte 10.000 dinares más.

Said mismo fue quien restituyó todo al Imam. Cuando estuvo delante de él sintiéndose muy avergonzado, le dijo: "¡Oh, señor mío! Me apena mucho haber entrado a tu casa de la manera en que lo hice, sin tu permiso. Pero se me había ordenado que lo haga". El Imam le contestó con la siguiente aleya: "«...Aquellos que obran mal pronto sabrán la suerte que les espera» (26:227)".

Finalmente terminó el vergonzoso gobierno de Al-Mutawakkil. Fueron las incitaciones de su hijo Al-Muntasir hechas hacia un grupo de sus soldados turcos dirigidos por su jefe Bugha Al-Asghar las que provocaron que asesinaran a Al-Mutawakkil y a su ministro Fath Ibn Jaqan mientras se encontraban bebiendo y divirtiéndose. Y así fue como limpiaron el mundo de su obscena existencia.

Al día siguiente que Al-Mutawakkil fue asesinado, Al-Muntasir tomó el califato y ordenó que destruyeran algunos de los palacios de su padre. El no molestó a los alíes y en cambio se portaba bien y era bondadoso con ellos, y también les permitió visitar la tumba del Imam Husain (P). Asimismo ordenó que regresaran los jardines de Fadak a los descendientes de los Imames Al-Hasan y Al-Husain (P), e hicieran la devolución de las donaciones pertenecientes a la familia Abu Talib.

Al-Muntasir gobernó únicamente durante seis meses, ya que murió en el año 248 del calendario musulmán

Después de su muerte, lo sucedió su primo Al-Musta‘iin y nieto de Al-Mu'tasim quien continuó con un método similar al de los califas anteriores. Durante su gobierno se reveló un grupo de alíes los cuáles fueron muertos.

Al-Musta‘iin no pudo resistir la revuelta de sus soldados turcos, y éstos sacaron de la cárcel a Al-Mu'tazz e hicieron el juramento de fidelidad hacia él.

Día a día Al-Mu'tazz obtuvo más fama y poder y finalmente Al-Musta‘iin aceptó hacer las paces con Al-Mu'tazz, quien aparentemente aceptó. Posteriormente invitó a Al-Musta‘iin a Samarra, dando la orden de que lo asesinaran en el camino.

Al-Musta‘iin durante su califato había dado libertad a algunos de sus familiares y dirigentes turcos para que gastaran lo que quisieran de los tesoros públicos. Su comportamiento en cuanto a nuestros Inmaculados Imames era muy indigno, y según algunas narraciones murió después de haber sido maldecido por el Imam Hasan Al-'Askari (P).

Después de que Al-Musta‘iin fue asesinado, Al-Mu'tazz hijo de Al-Mutawakkil y hermano de Al-Muntasir tomó el califato. La actitud que tomo hacia los seguidores de 'Ali (P) fue muy infame. Durante su gobierno un grupo de los alíes fueron asesinados o envenenados, y también fue en esa época en la cuál el Imam Al-Hadi (P) fue martirizado.

Finalmente Al-Mu'tazz se enfrentó con la revuelta de los jefes militares turcos y otros; los agitadores lo destituyeron y después de golpearlo y herirlo lo echaron en un sótano, cerrando sus puertas para que muriese ahí.

Su limitación y martirio

Cualquier persona entendida al observar la vida del Imam Al-Hadi (P) comprende que este Inmaculado durante toda su existencia tuvo que enfrentarse a una situación muy amarga, sofocante y limitada, y claro está esta situación no fue especial de su época, sino que durante todo el gobierno de los Bani Umaiiah y el de los Bani 'Abbas -a excepción de algunos períodos muy cortos- la situación fue la misma.

Los califas usurpadores pasaban por alto a la sociedad y a sus intereses, y a la gente la utilizaban como medio para llegar a sus propósitos. Durante el gobierno de los califas tiranos existía tal temor que la gente no tenía el aliento ni valentía suficiente para rebelarse en contra de esos sediciosos, y aprovechar de la guía de los Inmaculados Imames, así como fundar un gobierno islámico verdadero; por ello las relaciones entre la comunidad y el Imam se encontraban sumamente limitadas, y tal y como dijimos anteriormente el gobierno de esa época trasladó a la fuerza al Imam Al-Hadi (P) de Medina al centro del califato de esos días o sea Samarra, y tenía a este Inmaculado completamente bajo vigilancia.

A pesar de todo esto el Imam, soportando todos estos sufrimientos y limitaciones, nunca aceptó en lo más mínimo a esos opresores. Es evidente que la personalidad divina y situación social en la que se encontraba el Imam, así como la lucha negativa y la falta de cooperación por parte de él hacia con los califas, los disgustaba y provocaba temor en estos sediciosos. Los Bani 'Abbas constantemente se encontraban disgustados por esta situación, y finalmente llegaron a la única solución: apagar la luz de Dios, o sea asesinarlo.

Así fue como el Imam Al-Hadi (P), al igual que sus honorables antepasados, no falleció de muerte natural y fue envenenado durante el califato de Al-Mu'tazz Al-'Abbasi.

Y fue el tercer día del mes de Rayab del año 254 de la Hégira que falleció y fue sepultado en su casa en Samarra, lugar donde posteriormente se constuiría un mausoleo a su memoria -conocido como la Mezquita Dorada- el cual fue destruido parcialmente con explosivos en el año 2006 d.C. por agentes del imperialismo sionista.

Al-Mu'tazz y sus seguidores trataban de mostrarse amistosos hacia el Imam; y al participar en la oración del muerto y el entierro del Imam ambicionaban cosechar a favor de sus viles propósitos, y engañando a la gente pretendían cubrir sus crímenes.

Según nuestras creencias shi'ítas, el siguiente Imam deberá realizar la oración del muerto para el Imam fallecido, y por ello antes de que el inmaculado cuerpo del Imam lo llevasen fuera de la casa, el Imam Hasan Al-'Askari (P) valioso hijo del Imam Al-Hadi (P) realizó la oración para su padre. Y cuando sacaron el cuerpo de la casa, Al-Mu'tazz envió a su hermano Ahmad Ibn Al-Mutawakkil para que ejecutara la oración del muerto en la calle llamada Abi Ahmad. Mucha gente participó en el funeral del Imam; todos lloraban y gritaban fuertemente.

Después de terminada la ceremonia regresaron el cuerpo de este Inmaculado a su casa y ahí lo enterraron.

Algunos informes y virtudes del Imam Al-Hadi (P)

Ismail Ibn Mihram, un tradicionalista shi'íta que había sido seguidor del Imam Ar-Rida (P), informa que el Imam Al-Yawad (P) partió de Medina hacia Samarra en dos ocasiones. La primera vez él le preguntó al Imam antes que partiera, quién sería su sucesor. El Imam Al Yawad sonrió y le dijo: "No pienses en eso este año". La segunda vez que el Imam se trasladó a Samarra, Ismail volvió a preguntarle lo mismo, y El Imam Al Yawad (P) llorando le dijo: "En esta ocasión si me sucediera algo, el Imamato pasará a mi hijo 'Ali".

Zaid Ibn 'Ali, un descendiente de Zaid, hijo del Imam Zain Al-'Abidin (P), informó que un día se hallaba enfermo y llamó al médico. Este le recetó una medicina que debía tomarla por la mañana, pero Zaid carecía de medios para conseguir esa misma noche el medicamento. Al salir el médico, entró un mensajero del Imam Al-Hadi (P) con un paquete para él. En él estaban las medicinas que Zaid precisaba y una carta del Imam indicándole que las tome por la mañana, tal como le había dicho el médico. El lo hizo así y se curó. Entonces exclamó: "Después de este hecho, ¿dónde están los extremistas (o supuestamente exagerados con respecto al Imam -P-)?".

'Ali Ibn Muhammad al Naufali ha transmitido que Muhammad Ibn al Faraj Arrujjayi, uno de los eminentes shi'ítas de la época del Imam Al-Hadi (P) que había sido seguidor de Ar-Rida (P), un día recibió un mensaje del Imam Al-Hadi diciéndole: "Arregla tus asuntos y toma precauciones respecto de ti". Arrujjayi se sorprendió por esto, pues no entendía a qué se refería el Imam. El informó: "Mis asuntos estaban en orden, y no sabía a qué se refería el Imam, hasta que me llegó un mensajero con ordenes de llevarme preso a Egipto y confiscar todos mis bienes. Permanecí en prisión durante ocho años. Luego me llegó otra carta del Imam mientras estaba en prisión, donde me decía: 'No vayas al lado oeste de Samarra'. Me dije a mí mismo: Abu Al-Hasan (P) me escribe esto mientras estoy en prisión. Es ciertamente extraño. Unos pocos días después fui puesto en libertad. Luego le mandé a pedir al Imam que rogase a Dios para que mis posesiones me fuesen devueltas. El me contestó diciendo: 'Tus bienes te serán devueltos, pero no debes preocuparte si esto no sucediera'". Al Naufali reporta que esta carta no llegó hasta Arujjayi, pues él fue asesinado en Samarra antes de recibirla. Fue amortajado con una capa que el Imam al Al-Hadi (P) le había enviado de regalo unos días antes.

Al-Mutawakkil solía decir: "El tema del hijo de Ar-Rida (es decir el Imam al Al-Hadi-P-) me tiene harto. He tratado de hacer que beba conmigo y sea mi amigo, pero se ha negado sistemáticamente a esto. He intentado encontrar una ocasión para que esto se concrete, pero no he podido". Uno de los presentes le dijo: "Si tú no encuentras en el hijo de Ar-Rida (P) la actitud que deseas, allí está su hermano Musa, el cual es un libertino, amante de la música. El come y bebe, ama y se divorcia, etc. Tráelo y haz que sea bien conocido. Empezarán a esparcirse rumores e informes sobre el hijo de Ar-Rida (P), y la gente no podrá distinguir de quien se trata realmente. Aquellos que conozcan a Musa, acusarán al Al-Hadi (P) de las mismas acciones".

Mutawakkil ordenó que Musa fuera traído a Samarra con grandes honores y fuese recibido por todos los Bani Hashim y los jefes militares. Ordenó que le entregasen tierras y le construyesen una lujosa casa, la cual debía ser frecuentada por mercaderes de vino y bailarinas.

Luego que Musa fue traído y fueron expuestas todas estas muestras de generosidad, se encontró en una ocasión con su hermano 'Ali Al-Hadi (P) en el puente de Uasif, un lugar en el cual la gente se reunía. El Imam lo saludó y le dijo: "Este hombre te ha traído la desgracia y ha disminuido tu dignidad. No admitas beber vino ante él. ¡Oh, hermano mío! ¡Teme a Dios, a fin de no cometer lo vedado!". Musa le contestó: "El sólo me ha invitado para honrarlo y no existe ninguna trampa en mi contra". El Imam (P) le replicó: "No disminuyas tu rango ni seas desobediente ante tu Señor, deseando aquello que sólo te echará a perder. Su único propósito es destruirte".

Musa se negó a escucharlo. El Imam le repitió la advertencia y lo aconsejó, pero su hermano persistía en oponérsele. Cuando vio que no aceptaría su consejo, el Imam Al-Hadi (P) le dijo: "En cuanto a la reunión que deseas tener con él (con Al-Mutawakkil), nunca se concretará".

Durante tres años Musa se dirigió al palacio del califa todos los días por la mañana y por la tarde, con el fin de reunirse con él. Pero siempre le daban una excusa por la cual Al-Mutawakkil no lo recibía. Luego de ese tiempo, Al-Mutawakkil murió y Musa nunca pudo lograr reunirse con el califa para intimar con él.

Los discípulos del Imam

El ámbito estrangulador y tiránico había limitado en gran forma el poder entrevistarse con el Imam, a pesar de esto algunos de los deseosos que dominaban las ciencias coránicas y amantes de Ahlul Bait (P) pudieron, en la medida de sus capacidades, aprovechar de la sabiduría del Imam Al-Hadi (P) y llegar a ocupar un elevado grado de fe y conocimiento. El Shaij At-Tusi presentó a ciento ochenta y cinco de los trasmisores de hadiz del Imam Al-Hadi (P). A continuación nos permitimos presentar a algunos de estos famosos personajes:

‘Abdul ‘Adzim Hasani

El fue un destacado cronista de hadiz y gran sabio. En cuanto a virtudes y abstinencia ocupaba un alto nivel, y había conocido a algunos de los discípulos del sexto, séptimo y octavo Imam (P). El es considerado como uno de los famosos discípulos y narradores de los Imames Al-Yawad (P) y 'Ali Al-Hadi (P).

Sahib Ibn ‘Ibad registra: "‘Abdul ‘Adzim Hasani era experto en el campo de la religión y contaba con completo conocimiento en los asuntos religiosos y del Corán".

Abu Hammad Razi declara: "Fui a visitar al Imam 'Ali Al-Hadi (P) y le hice varias preguntas, cuando quería retirarme el Imam dijo: "Cada vez que te encuentres en problemas, pregunta a ‘Abdul ‘Adzim Hasani y también hazle llegar mis saludos".

En cuanto a fe y conocimiento llegó a ocupar un alto grado, inclusive el Imam Al-Hadi (P) le dijo: "Tú eres uno de nuestros verdaderos amigos".

En una ocasión comunicó al Imam Al-Hadi (P) sus creencias, y éste las confirmó, al igual que él mismo dice: "Fui a visitar a mi maula (Señor), cuando me vio entrar expresó: '¡Muy bien, Abu Al-Qasim! En verdad que tú eres nuestro amigo'.

Le dije: '¡Oh hijo del Enviado de Dios! Deseo comunicaros mi opinión respecto a la religión, que en caso de que sea confirmada por vos, la cuide, hasta que me presente ante Él'.

'¡Exprésala!' Me dijo.

'Mi creencia es que Dios, Bendito y Elevado sea, es Único, y nada se le asemeja, y Él carece de cualquier ibtal y tashbih (ibtal: imaginar que Dios es nada, y tashbih: relacionar a Dios la figura de algo creado), y Dios Elevado sea, no tiene "cuerpo" ni "figura" ni "aspecto" ni "esencia", sino que Él es el Diseñador de los cuerpos, el Artista de las figuras, el Creador de los aspectos y esencias, el Instructor y Dueño, el Compositor y el Establecedor de todas las cosa, y sostengo la creencia de que Muhammad (PBd) es Su siervo y mensajero, y el sello de la Profecía, y hasta el día del Juicio Final no vendrá ningún otro Profeta, y su shariah (leyes religiosas) y su din (religión) son el final de todas las leyes y religiones, y hasta el día del Juicio Final no vendrán otras leyes religiosas después de las suyas.

Y sostengo que el Imam y sucesor y tutor después del Gran Profeta (PBd) es 'Ali Ibn Abi Talib el Príncipe de los Creyentes(P), y después de él Hasan (P), y luego Husain (P), y le siguen 'Ali Ibn Al-Husain(P), Muhammad Ibn 'Ali (P), Ya'far Ibn Muhammad(P), Musa Ibn Ya'far (P), 'Ali Ibn Musa (P), Muhammad Ibn 'Ali (P) y luego tú eres mi maula'.

El Imam dijo: 'Después de mí, mi hijo Hasan -será el Imam- Entonces ¿cómo vez a la gente en relación con el hijo de Hasan?'.

Le respondí: '¡Mi Señor! Es que, ¿cómo será él?'.

'Contestó el Imam: No podrán ver su persona, y no es conveniente mencionar su nombre hasta que se revele, y llene el mundo de justicia, después de haber sido llenado de tiranía y opresión.

Continué diciendo: '¡Confieso que el amigo de ellos es amigo de Dios y que el enemigo de ellos es enemigo de Dios, y obedecer a ellos es obedecer a Dios y desobedecer a ellos es desobedecer a Dios!.

Y sostengo la creencia que: Mi‘ray (la ascensión del Profeta), las preguntas y respuestas en la tumba, el Paraíso, el Infierno, el Sirat (puente que cruza sobre el Infierno) y la Balanza son ciertas y existen, y llegará el día del Juicio Final, y no existe duda alguna en ello, y Dios resucitará a los muertos.

Y mantengo la creencia de que las obligaciones de la religión después de aceptar el wilaiat son la oración, el azaque, el ayuno, la peregrinación, la guerra santa, aconsejar las buenas acciones y reprobar lo prohibido'.

El Imam dijo: '¡Oh, Abul Qasim!, juro por Dios que esa es la misma religión que Dios Exaltado prefirió para Sus siervos, sé firme en ésta y que Dios te mantenga firme y estable en estas tus palabras tanto en este mundo como en la otra vida'".

Tal y como podemos deducir de la historia y narraciones, el honorable ‘Abdul ‘Adzim fue perseguido por el gobierno de su época y para proteger su vida del peligro que lo asechaba se dirigió a Irán y se ocultó en la Ciudad de Rey. Leemos en su biografía:

"El honorable ‘Abdul ‘Adzim entró a la Ciudad de Rey mientras que huía del sultán de su época, y se refugió en el sótano de la casa de uno de los shi'ítas en "Sakkatul Muwalla" -la calle de los esclavos o la calle de los famosos-, lugar donde se dedicaba a adorar e implorar a Dios. Los días los pasaba ayunando y las noches en vela y orando, a veces salía a escondidas de su casa y visitaba la tumba que se encuentra hoy día junto a la suya -conocida como la tumba de Hamzah descendiente de uno de los Imames- y decía: "El fue uno de los hijos del Imam Musa Ibn Ya'far (P)". El vivía en esa casa y poco a poco se propagó la noticia entre los shi'ítas de la familia del Profeta -que él se encontraba alojado ahí- y fue así como comenzaron a relacionarse con él. Un hombre de los shi'ítas, vio en un sueño que el Profeta le decía: "A uno de mis descendientes lo traerán de Sakkatul Muwalla y lo enterrarán junto al manzano en el jardín de ‘Abdul Yabbar Ibn ‘Abdul Wahhab".

Y el lugar donde hoy día se encuentra enterrado es el mismo señalado por el Profeta. El hombre se dirigió para comprar el árbol y la tierra a su dueño, el dueño dijo: "¿Para qué quieres el árbol y la tierra?".

El comprador le relató su sueño, a lo que el dueño del árbol dijo: "Yo también tuve un sueño parecido, y doné el árbol y todo el jardín para el honorable ‘Abdul ‘Azim y para que los shi'ítas sean enterrados ahí. Después de un tiempo el honorable ‘Abdul ‘Azim enfermó y falleció, cuando le dieron el baño completo del muerto y lo desvistieron, en su bolsa encontraron una carta en la cuál estaba escrito su árbol genealógico".

El honorable ‘Abdul ‘Azim falleció en la época del Imam Al-Hadi (P) y en el momento que contaba con gran fama entre la gente. Este tema podemos encontrarlo en la narración de Muhammad Ibn Yahia ‘Atar donde dice: "Imam Al-Hadi (P) dijo a un hombre de la Ciudad de Rey que había venido a visitarlo: '¿Dónde te encontrabas?'.

Le respondió: 'Fui a visitar la tumba del Imam Husain (P)'.

Dijo: 'Debes saber que si hubieses visitado la tumba de ‘Abdul ‘Azim que se encuentra en vuestra ciudad, hubieses adquirido la misma recompensa de aquél que ha visitado la tumba del Imam Husain Ibn 'Ali (P)".

El honorable ‘Abdul ‘Azim es considerado uno de los sabios más confiables y narrador shi'íta en la época de los Imames; este honorable se dedicó también a escribir, y relatan que escribió una obra respecto a los sermones de 'Ali (P) el Príncipe de los Creyentes y otro llamado "Yaum wa Lailah".

Husain Ibn Sa‘id Ahwazi

El fue uno de los seguidores de los Imames Ar-Rida (P), Al-Yawad (P) y Al-Hadi (P), y transmitió narraciones de todos estos honorables; era originario de la Ciudad de Kufa (Irak) no obstante acompañado de su hermano se trasladó a la Ciudad de Ahwaz (Irán) y de ahí a la Ciudad de Qom en donde falleció.

Husain Ibn Sa‘id escribió treinta libros en el campo de jurisprudencia, costumbres y moral islámica, y sus obras son famosas entre los sabios, al igual que el fallecido Maylisi I dice: "Todos los sabios aceptan su fiabilidad y su conducta basada en las narraciones". Y el difunto ‘Allamah Maylisi respecto a él expuso: "El era un hombre fiable y digno entre los sabios que ocupaba un alto nivel".

El difunto Shaij At-Tusi registra: "Husain Ibn Sa‘id además de poseer un alto rango de sabiduría, se esforzaba en guiar a la gente, por ello presentó a Ashaq Ibn Ibrahim Hudzaini y a 'Ali Ibn Raiian al Imam Ar-Rida (P) lo cuál ocasionó que estos dos se familiarizaran con la religión verdadera y con el shi'ísmo. Él les relataba narraciones y fueron sus esfuerzos los que hicieron que estos conocieran las enseñanzas islámicas; así también presentó al Imam Ar-Rida (P) a ‘Abullah Ibn Muhammad Hudzaini y a otros, quienes se cultivaron con las enseñanzas islámicas al grado que llegaron a ocupar niveles muy altos y sirvieron al Islam".

Fadl Ibn Shadhan Nishaburi

Fue un gran hombre, digno de confianza, muy famoso jurisconsulto y gran orador. El había conocido a un grupo de los más famosos seguidores de los Imames -tales como Muhammad Ibn Abi ‘Umair o Safwan Ibn Yahia- y aproximadamente cincuenta años estuvo en contacto con ellos, período en el que aprovechó de la sabiduría de éstos, tal y como él mismo dice: "Cuando Hisham Ibn Al-Hakam falleció Yunus Ibn ‘Abdur Rahman fue nombrado jefe de éstos, y cuando él falleció Sakkak se enfrentó a los oponentes del nuevo jefe, y en estos momentos yo soy el jefe de ellos".

El difunto Shaij At-Tusi lo consideró como uno de los compañeros cercanos de los Imames 'Ali Al-Hadi (P) y Hasan Al-'Askari (P), y algunos de los sabios de las ciencias del ‘Ilm Riyal (ciencia que estudia la confiabilidad de las narraciones de una cadena de transmisiones) lo han estimado como compañero cercano del Imam Al-Hadi (P) y también como compañero cercano de los Imames Al-Yawad (P) y Al-'Askari (P).

Fadl Ibn Shadhan escribió aproximadamente ciento ochenta obras, tales como Al-Idzah en el campo de ‘Ilm Kalam (ciencia de la teología escolástica), que analiza las opiniones de los compañeros cercanos y narradores de hadices.

Los discursos y obras de Fadl Ibn Shadhan han atraído la atención de los grandes sabios y así como él mismo dijo, los demás sabios respetaban su opinión cuando él aprobaba o rechazaba una narración. El fallecido Kulaini registró en su valiosa obra "Al-Kafi" algunas de las palabras y puntos de vista de éste, así también los fallecidos Shaij As-Saduq y Shaij At-Tusi ponían gran atención en sus palabras y dichos. El escritor de "Yami‘ Ar-Rawat" registra: "El es nuestro jefe y el grande de nuestro grupo ?los shi'ítas-, y mucho más valioso de lo que podamos decir de él".

Fadl Ibn Shadhan en uno de sus viajes fue a visitar al decimoprimero de los Inmaculados Imames (Imam Al-'Askari -P-), cuando se estaba despidiendo del Imam cayó de sus manos un libro escrito por él. El Imam lo levantó y miró, entonces pidió a Dios clemencia por él y dijo: "Yo siento una noble ambición por al gente de Jurasán que tienen a Fadl Ibn Shadhan".

En otra narración está registro que mostraron al Imam Al-'Askari (P) la obra "Al-Yaum wa Lailah". Este honorable después de pedir tres veces clemencia para él dijo: "Es bueno que actúen como dice éste".

El gran mártir Qasi Nurullah Shushtari escribe respecto al gran Fadl Ibn Shadhan: "El era uno de los grandes del ‘Ilm Kalam y uno de los importantes intérpretes y cronistas de hadiz, el más destacado de entre los jurisconsultos y los muytahidin (personas capacitadas para extraer las normas islámicas), y experto en la lectura del Corán, sintaxis gramatical y en la ciencia de los vocablos…".

Fadl Ibn Shadhan vivía en Nishapur (Irán), y después de que ‘Abdullah Tahir lo amenazó por ser shi'ita, él se trasladó a la Ciudad de Beihaq (en las cercanías de Nishapur). Cuando un grupo de sediciosos de los Jawariy se rebelaron en Jurasán, Fadl abandonó la ciudad por temor a éstos, y enfermó a raíz de las dificultades soportadas en el camino. El falleció durante el imamato del Imam Al-'Askari (P) y fue enterrado en la ciudad antigua de Nishapur. Su tumba se encuentra en estos momentos a seis kilómetros de distancia de la nueva Nishapur la cuál es visitada por los shi'ítas en busca de sus bendiciones.

Algunas de las valiosas palabras del Imam Al-Hadi (P)

Para finalizar y aferrarse a la supremacía de este querido y gran Imam es bueno recordar algunas de las valiosas palabras de éste Inmaculado:

El Imam narra de sus grandes antepasados que el Enviado de Dios (PBd) dijo:

"…Fe es aquello que los corazones están dispuestos a recibirla y los actos la muestren y acepten, el Islam es aquello que se pronuncia con la lengua y el que considera a un matrimonio legítimo".

"Aquél que sea egoísta, muchos serán sus rivales".

"Las bromas y palabras inútiles, son el pasatiempo de los ignorantes y actos de los necios".

"Aquél que pone a tu disposición su amistad, buena voluntad y opinión, tú también pon a su disposición tu obediencia y aceptación".

"No te encontrarás seguro de la maldad de aquél que considera poca su personalidad y no se valora a sí mismo".

"El mundo es un bazar en el cuál un grupo se favorece y otro pierde".

"Aquél que tema a Dios, los demás le tendrán miedo; y aquél que obedezca a Dios, los demás lo obedecerán; y aquél que obedezca a su Creador, no tendrá miedo del enojo de las criaturas".

"Es posible que el opresor tolerante sea perdonado por su tolerancia y paciencia".

"Aquél que tenga la razón, pero actúe tontamente es posible que la luz de su verdad sea apagada por sus actos necios".

"Quien teme a Dios, se cuida de no desobedecerle. Y quien obedece a Dios, practica las leyes del Islam. Quien obedece al Creador, no le da importancia a la cólera de las criaturas. Quien se siente a salvo de Dios y del dolor de Su castigo, se enorgullece hasta llegar a su fin y recibe su castigo. Para quien está en prueba ante su Señor, las desgracias de este mundo carecen de importancia, sean estas pasajeras o duraderas. El agradecido es feliz por su gratitud respecto a la merced que lo obliga a ser agradecido. Pues las mercedes son placeres y la gratitud es en sí una merced y un buen resultado. Dios hizo de este mundo una morada de prueba, y del otro mundo la estación del resultado, e hizo de la prueba de este mundo un motivo de recompensa en el otro mundo. Es posible que al opresor inteligente le sea perdonada su opresión por su pedido de indulgencia (o arrepentimiento, gracias a su inteligencia), mientras que a quien posee razonamiento y actúa tontamente, es posible que su tontería apague la luz de su razón. A quien reúne para ti su amor y su pensamiento, debes reunir para él tu obediencia. Quien no se preocupa por sí mismo, no está a salvo de su propia maldad. El mundo es un mercado: en él unas personas ganan y otras pierden".

"Serán muchos los encolerizados contra quien se complace de sí mismo (o está satisfecho consigo mismo)".

"Quien es vanidoso, se aniquila".