Nombre:

Musa ibn Ya'far

Apelativos:

Al-Kadhim (El que reprime su enojo)
Az-Zahir (El Resplandeciente)
Al-Wafiyy (El Fiel)
Al-Amin (El Fiable)
Zainu-l-Muytahidin (Adorno de los Diligentes)
An-Nafsu-z-Zakiyyah (El Probo Siervo -de Dios-)
A l-Thiqah (El Razonable)
At-Tayyib (El Bueno)
As-Sayyid (El Señor)
Al-Ma'mun (El Protegido)

Sobrenombre:

Abu-l-Hasan ath-Thani (Padre del segundo Hasan)

Padre:

Ya'far as-Sadeq (P)

Madre:

Hamidatu-l-Andalusiyyah.

Nacimiento:

El domingo 7 Safar del año 128 de la Hégira, en Al-Abu’ua, localidad entre Meca y Medina.

Muerte:

El viernes 25 Rayab del año 183 de la Hégira, a la edad de 55 años, envenenado por orden del califa 'abasida Harun ar-Rashid.

Sepultura:

En Kadhimia (cerca de Bagdad - Iraq), junto a su su nieto el Imam Al-Yawad (P), en el mausoleo dedicado a la memoria de ambos.

Descendencia:

19 hijos y 17 hijas.
Los hijos: ‘Ali, Ibrahim, Abbas, Al-Yasim, Ismail, Ya'far, Harun, Hasan, Ahmad, Muhammad, Hamza, Abdullah, Ishaq, Ubaidullah, Zaid, Hasan, Al-Fazil, Husain y Sulaiman.
Las hijas: Fatimatu-l-Kubra, Fatimatu-as-Saghira, Ruqaiyyah, Hakimah, Umm Abiha, Ruqaiyyatu-as-Saghira, Umm Ya'far, Lubabah, Zainab, Jadiya, Aliyyah, Aminah, Hasanah, Buraiha, Aishah, Umm Salamah y Maimunah.

Inscripción:

Sobre su anillo figuraba la inscripción "Kun ma'Allahi hirza" (Está con Dios si quieres estar protegido).

Apuntes biográficos

Durante su nacimiento y carácter

El Imam Musa Al-Kadhim (P) fue el séptimo Imam, tras la muerte de su padre Ya’far As-Sadiq (P). Se lo conoció como "Al-Kadhim", -el que reprime su enojo-, por su gran paciencia ante las dificultades que tuvo que soportar. Nació en una localidad ubicada entre Meca y Medina llamada Abu’ua, y su madre fue Hamidah al-Andalusiyyah (la Andaluza).

Vivió veinte años junto a su padre y luego asumió el Imamato por orden Divina y designación expresa de sus antecesores. Su Imamato duró treinta y cinco años, durante los cuales convivió con el gobierno de los califas Abbásidas Al-Mansur, Mahdi, Hadi Y Harun Ar-Rashid. Este último fue quien lo hizo apresar y finalmente lo mandó a envenenar mientras estaba en la cárcel. Fue enterrado en Bagdad, en un cementerio usado por los Quraishitas para los nobles de Bani Hashim, llamado "Maqbir Quraish", lugar que hoy se conoce con el nombre de "La Puerta de las necesidades".

El Imam Al-Kadhim (P) se dedicó a enseñar en Medina hasta el momento en que fue encarcelado. Se dice que él era el más noble de los hijos de Ya’far As-Sadiq (P), el más sabio, desapegado, escrupuloso en las normas religiosas y devoto de las personas de su tiempo. Pasaba sus noches rezando y alabando a Dios, muchas veces hasta el alba, e incluso hasta el mediodía. Solía repetir: "¡Oh Dios! Te pido tolerancia en el momento de la muerte y el perdón el Día de la Resurrección".

Acostumbraba a llorar por temor a Dios hasta el punto que su barba se mojaba con sus lágrimas.

Era el que poseía mayor conocimiento en jurisprudencia islámica, el más noble de espíritu y el más generoso. Era muy amable con su familia y sus parientes. Solía repartir abundantes limosnas.

Solía visitar a los pobres durante la noche, cubriendo sus necesidades sin que ellos supieran de dónde les llegaban las provisiones. Solía viajar siempre con 200 o 300 dinares para repartir en caridad.

Se reporta que él era el más versado de los eruditos en el Libro de Dios y el de mejor voz para su recitación. Dicen que cuando él lo recitaba, la gente se detenía a escucharlo, se ponía triste y lloraba por el efecto que tenía en ellos.

El Imam Al-Kadhim (P) y los gobiernos 'abbásidas

El Imam Musa Ibn Ya‘far Al-Kadhim (P) tenía cuatro años cuando cayó el pérfido gobierno de la dinastía Omeya.

Como consecuencia de la política que seguían los Omeyas, dando únicamente importancia a los de raza árabe, sus traiciones, fraudes, explotaciones y el sistema de gobierno en contra de los iraníes, provocó que la gente se rebelara en su contra; sobre todo los iraníes que deseaban volver a tener un gobierno islámico verdadero, tal y como el que vivieron durante el corto período del califato del Imam ‘Ali (P). Los encargados políticos, aprovechando los deseos de la gente -sobre todo la simpatía que sentía este pueblo hacia ‘Ali (P) y su gobierno-, y con el pretexto de entregar el califato a aquellos a quienes pertenecía, vencieron a los Omeyas con la ayuda del persa Abu Muslim Al-Jurasani (109-137 H. / 728-755 d.C.); empero en lugar de entregar el califato al sexto Imam, Ya‘far Ibn Muhammad, Imam As-Sadiq (P) colocaron en el trono a Abu Al-‘Abbas Safah ‘Abbasi.

Y así fue como en el año de 132de la Hégira (749 d.C.), una nueva dinastía inició su gobierno, con una imagen falsa, sosteniendo que eran partidarios del Profeta y sus herederos; pero no únicamente eran igual de traicioneros, corruptos y renegados que los Omeyas, sino que en muchos casos eran peores que ellos. La única diferencia existente entre estos dos, es que el gobierno de los Omeya no duró mucho tiempo y el reinado (no califato) de los ‘abbásidas en Bagdad duró hasta el año de 656 de la Hégira (1258 d.C.), o sea, quinientos veinticuatro años.

Así es, el séptimo Imam, se enfrentó durante su vida con el gobierno corrupto de gobernadores tales como Abu Al-‘Abbas As-Saffah, Al-Mansur Al-Dauaniqi, Al-Hadi, Al-Mahdi y Harun.

La existencia de estos alevosos era suficiente para enfadar al Imam. Desde Al-Mansur hasta Harun, todos y cada uno de ellos le ocasionaron muchas molestias y todo aquello que no hicieron no fue por que no quisieron, sino porque no pudieron.

Abu Al-‘Abbas Safah murió el año 136 de la Hégira. y su hermano Al-Mansur Al-Dauaniqi tomó el poder en sus manos. Él construyó la ciudad de Bagdad (144 H.) y mató a Abu Muslim, y cuando aseguró su gobierno no se detuvo ni un momento para encarcelar, matar, molestar y quitar las pertenencias a los descendientes de ‘Ali (P); él mató al Imam As-Sadiq (P) y a la mayoría de los grandes de esta familia.

Era un hombre astuto al cual le gustaba verter la sangre de los demás, era malicioso, avaro, codicioso y alevoso. En la historia quedó registrada la traición que hizo a Abu Muslim Jurasani, después de que éste lo ayudó a conquistar el califato.

El Imam Al-Kadhim (P) tenía veinte años cuando Al-Mansur martirizó a su padre, y hasta los treinta años este Imam no dejo de mostrar su oposición hacia Al-Mansur y su gobierno sofocante, teniendo que ayudar y entrevistarse con sus seguidores a escondidas.

Al-Mansur murió el año 158 de la Hégira (775 d.C.), su hijo Muhammad Al-Mahdi (158-169 H. / 755-785 d.C.) tomó las riendas del gobierno en sus manos. La política del gobierno de Mahdi ‘Abbasi era engañosa.

Cuando subió al trono, puso en libertad a la mayoría de los prisioneros shiítas que su padre había encarcelado, y les regresó los bienes que éste les habían quitado. Sin embargo vigilaba sus pasos de lejos y su corazón estaba lleno de odio hacia ellos. Inclusive obsequiaba una gran cantidad de monedas a los poetas que componían versos en contra de la familia de ‘Ali (P), como ejemplo en una ocasión entregó a "Bashar Ibn Bard" setenta mil dirham y a "Marwan Ibn Abi Hafs" dio cien mil dirham.

Mal gastaba gran cantidad del tesoro público en fiestas, vino y mujeres. Únicamente para la boda de su hijo Harun desembolsó cincuenta millones de dirham.

Durante el gobierno de Al-Mahdi la fama del Imam incrementó. Sus cualidades, abstinencia, sabiduría y liderazgo brillaban al igual que la luna llena en una noche obscura; grupo a grupo la gente a escondidas se aliaba a él y del manantial de su sabiduría eterna, saciaban la sed espiritual de éstos.

Los espías ponían a Al-Mahdi al tanto de lo que sucedía; éste temió por su califato por lo cual ordenó que trasladaran al Imam de Medina a Bagdad en donde lo encarceló.

Abu Jalid Zubalai cuenta: "Los encargados de obedecer esta orden, cuando regresaban de Medina acompañados del Imam, bajaron de sus monturas en Zubalah.

En una oportunidad y sin que se dieran cuenta sus custodios, el Imam me pidió que le comprara algunas cosas. Entristecí, y le dije: 'Siento temor por vuestra vida con el sólo pensar que os vais a entrevistar con ese sanguinario,.

'Yo no temo, tú espérame tal día en tal lugar'. Me dijo.

El Imam continuó su viaje a Bagdad; y yo temeroso, contaba los días, hasta que llegó el día esperado. Fui al lugar acordado, mi corazón palpitaba fuertemente; me sobresaltaba con el menor ruido. Poco a poco oscurecía, cuando de repente vi venir a alguien. Quería levantarme y volar hacia él, pero temí que fuese otro y mi secreto fuese descubierto.

Quedé inmóvil. El Imam se acercó montando un asno. Cuando sus brillantes ojos me vieron, manifestó:

'¡Abu Jalid, no dudes! -y continuó diciendo- En un futuro me llevarán nuevamente hacia Bagdad, entonces nunca regresaré'.

Y sucedió tal y como este inmaculado había predicho.

Fue, en ese primer viaje, cuando Al-Mahdi hizo que llevaran al Imam a Bagdad y lo encarceló. Al-Mahdi tuvo un sueño en el que vio que ‘Ali (P) leía esta aleya coránica:

«¿Si os volvéis poderosos, os exponéis a corromper en la tierra y a cortar vuestros lazos de sangre?»

(Corán 47:22)

Relata el cronista: "Había entrado la media noche cuando Al- Mahdi me mandó llamar. Temeroso y apresurado me dirigí hacia él, escuché que pronunciaba esa aleya. Entonces me dijo: 'Ve, y trae de la cárcel a Musa Ibn Ya‘far (P)'. Lo traje. Al-Mahdi se levantó y lo besó; después lo sentó junto a él y le contó su sueño".

Continúa el cronista: "En ese mismo instante ordenó que llevaran al Imam de regreso a Medina. Por temor a lo que pudiese suceder, esa misma noche prepararon su equipaje y ya en la madrugada el Imam se encontraba rumbo a Medina".

A pesar del gobierno sofocante de los ‘abbásidas, el Imam en Medina se dedicó a guiar, preparar y enseñar a los Shi‘ah; hasta que en el año 169 de la Hégira, murió Al-Mahdi y su hijo Al-Hadi (169-170 H. / 785-786 d.C.) tomó el trono.

Al-Hadi, contrario a su padre, no respetaba la democracia y en forma abierta era terco con los descendientes de ‘Ali (P), inclusive olvidó todo aquello que había prometido a su padre. La mayor infamia que llevó a cabo, fue lo sucedido en el enfrentamiento de "Faj".

La desgracia de "Faj"

Husain Ibn ‘Ali, uno de los alíes de Medina a quien como resultado del hostigamiento se le había terminado la paciencia, se reveló en contra de Mahdi tal y como lo acordó con el Imam Al-Kadhim (P); y acompañado de un grupo de alrededor de trescientos hombres se dirigió de Medina a Meca.

El ejército de Al-Mahdi en un lugar de nombre Faj sitió a Husain Ibn ‘Ali y a sus adeptos, y ahí fue donde sucedió una desgracia similar a la de Karbalá: cortaron las cabezas de todos los mártires y las trajeron a Medina, las pusieron a la exposición de la gente en una reunión dónde se encontraba un grupo de los descendientes del Imam ‘Ali (P), tales como el Imam Al-Kadhim (P). Nadie se atrevió a pronunciar palabra alguna, a excepción del Imam Al-Kadhim (P) cuando vio la cabeza de Husain Ibn ‘Ali, líder del movimiento de Faj, manifestó:

"Somos de Dios y regresaremos a Él. Juro por Dios que alcanzó el martirio siendo un musulmán y un hombre honesto; ayunaba en demasía y las noches las pasaba en vela, ordenaba el bien y vedaba el mal, en su familia no había alguien que se le asemejara".

Al-Hadi, además de su perversión política, era un hombre corrupto y bebedor que vivía disfrutando de los deleites mundanales.

En una ocasión entregó a Yusuf Saiqal, por haber dicho unos poemas con buen tono, tal cantidad de dirhams que podía ser comparada con la carga de un camello.

Ibn Dab Nami relata: "En una ocasión fui a ver a Al-Hadi; sus ojos estaban rojos a raíz del vino que había bebido y de lo que se había desvelado. Me pidió que le contara un cuento respecto al vino, se lo dije en forma de poema, y después de anotarlo me entregó cuarenta mil dirhams".

Ishaq Al-Mausili un conocido músico árabe dijo: "Si Hadi no hubiese muerto, nosotros hubiésemos construido de oro, las paredes de nuestras viviendas".

Hadi murió el año 170 de la Hégira y Harun se convirtió en ¡el Rey del Islam! En ese entonces, Imam Musa Al-Kadhim (P) contaba con cuarenta y dos años de edad.

Durante el gobierno de Harun (170-193 H. / 786-809 d.C.), el poder, dominio, hurtos y deleites de los ‘abbásidas llegaron a su culminación. Harun, al final de la ceremonia del juramento de lealtad nombró a Yahia bar Maki -uno de los iraníes que pretendía ese puesto- como su ministro, dándole poder completo y absoluto en todos los asuntos, inclusive en otorgar y quitar el puesto a quien él considerase conveniente; y siguiendo la costumbre de esa época, Harun le entregó su anillo como muestra de apoyo. Harun se dedicó a malgastar el tesoro público en bebidas, mujeres, compra de joyas y juegos.

La utilidad anual del tesoro público era de quinientos millones y doscientos cuarenta dirhams, mientras que en esa época, el costo de una oveja era de un dirham, y Harun derrochaba ese dinero.

Entregó un millón de dirhams a un poeta de nombre Asya‘, por pronunciar una poesía. Al poeta Abu Al-‘Atahiah y al compositor Ibrahim Al-Mausili, por algunos versos, cantos y melodías les obsequió a cada uno, cien mil dirhams y cien trajes.

En el castillo de Harun vivía un gran grupo de mujeres cantantes que poseían bellas voces, ellas tocaban música de esa época utilizando diferentes instrumentos musicales. Harun sentía una atracción especial por las joyas; en una ocasión pagó cien mil dinares por un anillo.

Gastaba diez mil dirhams en comida por día, y a veces preparaban hasta treinta platillos diferentes. En una ocasión Harun pidió un guiso con carne de camello; cuando lo trajeron, Ya‘far bar Maki le preguntó: "¿Acaso el califa sabe cuanto costó preparar este manjar?"

"Tres dirhams". Le respondió.

"No, juro por Dios que hasta el día de hoy se han gastado cuatro mil dirhams; ya que desde hace tiempo todos los días matan a un camello, para que esté preparado por si acaso el califa apetece ese día comer, carne de camello".

Harun era adicto al juego y a la apuesta, bebía en demasía, inclusive algunas veces invitaba a los que se encontraban presentes en la corte; a pesar de todo, para engañar a la gente, disimulaba en algunos asuntos islámicos: participaba en la peregrinación, solicitaba a algún predicador que lo aconsejara e inclusive lloraba.

Los enfrentamientos del Imam

Se ha reportado que cierta ocasión en que Harun Ar-Rashid visitó Medina, se presentó ante la tumba del Profeta (PBd) y dijo: "Saludos a ti, ¡Oh, primo!" Así pretendía mostrar orgullosamente su posición junto al Profeta ante los ojos de la gente. Pero Abu al Hasan después de ver esto se dirigió hacia la tumba y expresó: "Te saludo, ¡Oh, Mensajero de Dios! Saludos a ti ¡oh, padre!" Entonces la expresión en el rostro de Ar-Rashid cambió y la ira se manifestó en él.

Harun se encontraba muy disgustado por la disconformidad de la familia de ‘Ali (P), y por ello hizo hasta lo imposible para terminar con ellos y humillarlos ante la sociedad; entregaba grandes cantidades de dinero a los poetas que se habían vendido a la corte, para que dijesen cosas contrarias de la familia de ‘Ali Ibn Abi Talib (P). Por ejemplo: ordenó que llevaran a Mansur Al-Namari -por un poema que había dicho en contra de la familia de ‘Ali-, a donde se encontraba el tesoro público para que tomara cuanto quisiese.

Exilió a todos los alíes (seguidores de ‘Ali) de Bagdad a Medina, y mató o envenenó a un gran grupo de estos. Inclusive lo molestaba el que la gente fuese a visitar la tumba del Imam Husain (P), por ello ordenó que destruyeran la tumba así como las casas que la rodeaban, y que cortaran el azufaifo que se encontraba cerca de la tumba.

El Mensajero de Dios en tres ocasiones dijo: "¡Dios maldiga a aquel que corte el azufaifo!".

No hay duda, que el Imam Musa Al-Kadhim (P) no podía estar de acuerdo con un hombre como Harun ni tampoco con los antepasados de éste; y fueron estas razones por las cuales aceptó el levantamiento de "Faj", y desde ese día se entrevistaba en secreto con sus seguidores shiítas, y les determinaba la posición que debían ocupar cada uno de ellos en contra del gobierno opresor.

El Imam manifestó a Safwan Ibn Mihran, que era uno de sus seguidores: "Tú, desde cualquier punto, eres bondadoso, lo único malo es que alquilas tus camellos a Harun".

Respondió: "Se los alquilo para que vaya a la peregrinación; y yo mismo no lo acompaño".

"¿Acaso por ello, no deseas dentro de ti que Harun regrese con bien de Meca y te pague por el alquiler?" Le preguntó el Imam.

"¡Sí!"

"Aquél que deseé que los opresores no pierdan la vida, es considerado uno de ellos".

Y si a veces el Imam les permitía a algunos que mantuviesen su puesto en la corte de Harun, era porque desde el punto de vista político lo consideraba conveniente. Él escogía a aquellos que sabía que eran convenientes para los shiítas, que desarrollasen ese puesto dentro del gobierno sofocante, opresor y terrorista. Así también por medio de ellos, se enteraba de cualquier movimiento que quisiesen hacer en contra de los alawitas. Como en el caso de ‘Ali Ibn Iaqtiin cuando quiso renunciar a su puesto en la corte de Harun, el Imam se lo impidió.

Así es, de ninguna manera el Imam reconocía a estos tiranos, inclusive hasta cuando se veía atrapado en las garras de su dictadura.

Un día que el Imam se encontraba encarcelado, Harun envió a Yahia Ibn Jalid para proponer al Imam que en caso de que le pidiese perdón, lo dejaría en libertad; el Imam rechazó la proposición.

Inclusive en las peores situaciones el Imam era infatigable, valiente, polemista y rechazaba la amistad de Harun. En el contenido de la carta que escribió a Harun cuando se encontraba encarcelado, deja ver el valor, la fe, la creencia y la meta de éste gran hombre:

"…Yo paso el día soportando dificultades mientras que tú ese mismo día lo pasas disfrutando de comodidades; pero sigue así hasta el día en que los dos nos encontremos en el Día interminable y ese día los pecadores serán los perdedores…".

Así fue como Harun no pudo soportar más la presencia del Imam; es inconcebible pensar que Harun se encontraba celoso, únicamente por el nivel espiritual que ocupaba el Imam dentro de los corazones de la gente, y por ello lo había encarcelado.

Él estaba enterado por medio de sus espías, de las continuas reuniones secretas que sostenía el Imam con sus shiítas y también sabía que el Imam, en cualquier momento que tuviese la oportunidad, ya fuese él mismo o sus seguidores, terminaría con su gobierno; veía que dentro del espíritu infatigable del Imam no había cabida para la reconciliación. Y si el Imam algunos días aguardó, no significaba que silenció, sino que era una táctica de espera para encontrar el momento de dar el golpe necesario; por ello Harun se adelantó y engañando a la gente y con completa deshonestidad se colocó ante la tumba del Mensajero de Dios y sin avergonzarse por haber tomado en sus manos el gobierno, por sus tiranías, por robar las pertenencias de la gente y por haber cambiado el califato por reinado, dijo al Mensajero de Dios: "¡Oh, Mensajero de Dios! Discúlpame por la decisión que he tomado hacia tu hijo Musa Ibn Ya‘far; en verdad no quiero encarcelarlo, pero temo que tu pueblo hostilice y sea vertida la sangre; ¡es por eso que lo hago!".

A continuación ordenó que apresaran al Imam que se encontraba realizando su oración cerca de la tumba del Profeta y lo llevaran a Basora, en donde fue encarcelado.

El Imam estuvo un año en la cárcel, bajo la supervisión de ‘Isa Ibn Ya‘far, gobernador de Basora, y las virtudes sobresalientes del Imam influyeron a tal grado en él que finalmente este asesino escribió a Harun solicitando: "¡Quítamelo!, que de lo contrario lo pondré en libertad".

Por orden de Harun, trasladaron al Imam a Bagdad y lo encarcelaron bajo la supervisión de Fadl Ibn Rabi‘, después de un tiempo Fadl Ibn Yahia se encargó de él, y al fin, fue trasladado a la cárcel de Sandi Ibn Shahak.

La causa de todos estos continuos cambios, fue que Harun ordenaba a sus alcaldes que asesinaran al Imam pero ninguno de ellos se atrevió a hacerlo, hasta que éste último, Sandi Ibn Shahak; obedeciendo las órdenes de Harun, lo envenenó. Cuando el Imam se encontraba agonizando, Sandi llamó a un grupo de gente conocida y respetada, para que atestiguara que el Imam Musa Al-Kadhim (P) no había sido asesinado y que había muerto por una enfermedad natural. Con este engaño quería exculpar al gobierno ‘abbasí de la muerte de este grandioso hombre y detener el posible levantamiento de los seguidores del Imam.

Pero, la inteligencia y resistencia del Imam los difamó ya que cuando los testigos vieron a visitarlo, él, a pesar de que lo habían envenenado fuertemente, y en el estado delicado y débil en el que se encontraba dijo a los presentes: "Me envenenaron con nueve dátiles; mañana mi cuerpo tomará un color verdoso y pasado mañana dejaré este mundo".

Y así sucedió, tal y como este gran hombre les informó.

Dos días después, el día 25 de Rayab del año 183 de la Hégira, el cielo, la tierra, y todos los creyentes, en especial los shiítas que habían perdido a su verdadero guía, se vistieron de luto.

Los debates y discusiones científicas del Imam

Nuestros grandes Imames, por medio de la ciencia Divina que poseían respondían en forma completa y verídica, al nivel de comprensión del consultante respecto a cualquier pregunta que se les hacía. Y cualquiera que fuese, inclusive el enemigo, cuando se sentaba a discutir y debatir con el Imam, se levantaba aprobando su debilidad, y aceptando de ellos el gran poder de reflexión y completo conocimiento sobre cualquier asunto que fuese.

Harun Ar-Rashid, hizo que trasladaran al Imam Musa Al-Kadhim (P) de Medina a Bagdad, y se sentó a debatir con él:

Harun: "Deseo preguntaros varias cosas que desde hace tiempo ocupan mi mente, y hasta el día de hoy no he preguntado a nadie; me informaron que vos nunca mentís; ¡contestad con la verdad y en forma completa a mi pregunta!".

"En caso de que cuente con libertad para responder, te informaré de todo lo que sé respecto a tu pregunta". Dijo el Imam.

"Estás en libertad para hablar; di lo que quieras". Respondió Harun, y continuó diciendo:

Pero mi primera pregunta: "¿Porqué vos y la gente aceptáis que sois hijos de Abu Talib, sois superiores a nosotros los hijos de ‘Abbas, mientras que nosotros y vosotros somos parte del tronco del mismo árbol? Abu Talib y ‘Abbas los dos eran tíos del Profeta, y los lazos familiares que los unían, eran los mismos".

"Nosotros somos más cercanos al Profeta que vosotros". Contestó el Imam.

"¿Cómo?".

"Porque nuestro padre Abu Talib era hermano carnal con el padre del Mensajero de Dios, pero ‘Abbas era medio hermano" (o sea sólo hermano de la misma madre).

Otra pregunta: "¿Por qué vosotros sostenéis que heredáis del Profeta? Todos sabemos que cuando el Mensajero de Dios falleció, su tío ‘Abbas (nuestro padre) aún vivía, mientras que su otro tío Abu Talib (vuestro padre) había fallecido, y es claro que mientras el tío esté vivo, el sobrino no hereda".

"¿Cuento con libertad para contestar?", preguntó el Imam.

"Al inicio de nuestra plática te la concedí".

"El Imam ‘Ali Ibn Abi Talib dijo: 'Cuando los hijos están vivos, únicamente ellos, el padre y la madre (del muerto), y la esposa o el esposo (según sea el caso), nadie más recibirá herencia. Y cuando los hijos están vivos, no se ha determinado herencia alguna para los tíos ni en el Sagrado Corán ni tampoco en las narraciones. Entonces aquellos que consideran al tío como el padre, es algo considerado así por ellos mismos y sus palabras no están respaldadas'. Por tanto, al estar viva Az-Zahra’ la hija del Profeta, a su tío ‘Abbas no le toca herencia alguna.

Además de que se ha narrado que el Mensajero de Dios dijo respecto a ‘Ali (P) que: '‘Ali es el mejor juez para vosotros', y también se ha narrado de ‘Umar Ibn Al-Jattab: '‘Ali es el mejor juez entre nosotros'.

Y esta frase, ha sido comprobada respecto a ‘Ali (P); ya que toda la ciencia que el Mensajero de Dios elogió en sus compañeros cercanos, por ejemplo la Ciencia del Corán, la Ciencia de los preceptos islámicos y la Ciencia Absoluta; todas éstas se encuentran dentro de la comprensión y estima del Islam. Y cuando decimos que ‘Ali (P) es el mejor para juzgar, queremos decir que en todos los campos de la ciencia es superior a cualquiera".

Harun preguntó: "¿Por qué permitís que la gente los relacione con el Profeta y diga: "Los hijos del Mensajero de Dios". Mientras que vosotros sois hijos de ‘Ali, ya que a cada cual se le relaciona con su padre (no con su madre) y el Profeta es vuestro ascendente por parte de vuestra madre?".

"Si el Profeta reviviese y pidiese en matrimonio a tu hija, ¿se la darías?". Contestó el Imam.

"¡Subhanallah! ¡Por que no dársela! Me sentiría orgulloso ante los árabes, los no árabes y los Quraish".

"Pero si el Mensajero de Dios reviviese no pediría a mi hija y yo tampoco no se la daría".

"¿Por qué?", preguntó Harun.

"Porque él es mi padre (aunque sea por parte de mi madre), y no el tuyo (es por ello que puedo considerarme hijo del Mensajero de Dios)".

Harun: "¿Entonces por qué vosotros os consideráis descendientes del Mensajero de Dios, mientras que los descendientes vienen del hijo, no de la hija?".

"Permíteme guardar silencio ante esta pregunta".

"No. Debes responder y traer una prueba del Corán…", dijo Harun.

"«…Y son descendientes suyos Dawud y Sulaiman y Ayyub y Yusuf y Musa y Harun. Así es como recompensamos a los que hacen el bien. Y Zakariia y Yahia e ‘Isa…» (Corán 6:84). Ahora pregunto: ‘Isa (Jesús) que en esta aleya es considerado como descendiente de Ibrahim (Abraham), ¿es descendiente de él por medio de su hijo o de su hija?"

"Según lo que asegura el Corán, Jesús no tenía padre", aseguró Harun.

"Entonces por parte de su madre fue descendiente de Ibrahim; nosotros por medio de nuestra madre Fatimah (P) somos considerados descendientes del Profeta. ¿Deseas que pronuncie otra aleya?" Preguntó el Imam.

"¡Dila!"

"La aleya del Mubahalah: «Entonces, a quienquiera que dispute contigo sobre este asunto después del conocimiento que a ti ha llegado, di: ¡Venid! Llamemos a nuestros hijos y a vuestros hijos y a nuestras mujeres y a vuestras mujeres y a nosotros mismos y a vosotros mismos, seamos entonces sinceros en nuestros rezos e invoquemos la maldición de Allah sobre los mentirosos» (Corán 3:60). Nadie ha sostenido que el Mensajero de Dios en el Mubahalah con los cristianos de Nayran, llevó a alguien fuera de ‘Ali, Fatimah, Hasan y Husain, pues el significado de abna’ina (nuestros hijos) en esta aleya se refiere a Hasan y Husain (P), a pesar de que ellos eran hijos de su hija y son descendientes de él por parte de ella.

"¿Deseas que te conceda algo?". Preguntó Harun.

"¡No! Únicamente deseo regresar a casa", solicitó el Imam.

"Debo meditar a este respecto…". Le respondió Harun.

Culto y adoración

El conocimiento especial de Dios que poseía este gran hombre, y la intimidad de su alma con el Gran Creador, así como la luminosidad de su esencia, que es especial de los Inmaculados Imames; todo esto originaba que su culto hacia Dios fuese cálido y su adoración pasional. Él sabía como adorar a Dios, tal y como Él lo había descrito en su Libro Sagrado como: "lo mejor de Su creación". Cuando terminaba con sus compromisos sociales, no había nada a lo que diese más importancia que al culto. Cuando por orden de Harun fue encarcelado, dijo así: "¡Dios mío! Hace mucho que yo esperaba que me otorgaras tiempo para adorarte, ahora haz escuchado mis súplicas; por ello te lo agradezco".

Esta frase muestra el abundante trabajo social que realizaba el Imam antes de que fuese encarcelado.

Cuando el Imam estuvo en la cárcel de Rabi‘, algunas veces Harun subía a la azotea donde se encontraba la celda del Imam, y miraba dentro de ésta. Cada vez que se asomaba en la celda veía una ropa como si la hubiesen aventado en esquina de ésta. En una ocasión preguntó: "¿A quién pertenece esa ropa?" Rabi‘ respondió: "No es ropa, es Musa Ibn Ya‘far (P), que por lo general se encuentra en posición de prosternación ante su Dios, y besa el suelo".

Harun dijo: "En verdad que él es de los veneradores de Bani Hashim".

"¿Pues por que ordenas que en la cárcel lo traten con dureza?" Cuestionó Rabi‘.

"¡Que pena, pero no tengo otra alternativa!".

En una ocasión enviaron a la celda del Imam a una bella esclava para que lo ayudara, con el propósito de que si al Imam le atraía la esclava, poder hacer propaganda en su contra.

El Imam dijo al hombre que había traído a la joven: "A vosotros les gustan estos regalos y se enorgullecen de ellos; yo no necesito de este obsequio ni de otros parecidos a éste".

Harun se molestó y ordenó que llevaran a la esclava a la celda y dijeran al Imam: "Nosotros no te pedimos permiso para encarcelarte (o sea, que no te pediremos permiso para que esta esclava se quede o no)".

No trascurrido mucho tiempo los espías comisionados para informar a Harun lo que sucedía en la celda del Imam, le avisaron que la esclava pasaba el mayor tiempo prosternándose para Dios. Harun dijo: "¡Juro por Dios! Musa Ibn Ya‘far la ha embrujado".

Harun mandó traer a la esclava y la interrogó. Ella no habló de otra cosa más que de las bondades del Imam. Entonces ordenó a su subalterno que se quedara con la esclava y no dijese a nadie lo sucedido. La esclava pasaba el tiempo orando, hasta que falleció unos días antes de que el Imam fuese martirizado.

El Imam Musa Ibn Ya‘far (P) pronunciaba mucho la siguiente oración:

"¡Dios mío! Te pido calma, a la hora de la muerte y clemencia y perdón, a la hora de las cuentas".

Leía el Corán con buen tono, de tal forma que aquél que lo escuchaba, lloraba. La gente de Medina lo llamaba "el ornato de los desvelados".

Encarcelamiento y martirio del Imam Musa Al-Kadhim (P)

Harun Ar-Rashid contaba entre sus colaboradores con Yahia Ibn Jalid. Sin embargo, le confió el cuidado de su hijo a Ya’far Ibn Muhammad Ibn Al-Ash’ath, lo cual preocupó a Yahia Ibn Jalid, pues si el hijo de Ar-Rashid asumiera luego el califato, él perdería poder. Para ganarse más la confianza del califa, Yahia sabía que tenía que entregarle a Musa Ibn Ya’far (P) y entonces buscó la manera de hacerlo. Averiguó quién de los parientes de Musa (P) estaba necesitado de dinero y le envió una suma a fin de comprar su favor. El sobornado fue 'Ali Ibn Ismail, hijo de Ismail (el hijo mayor de Ya’far As-Sadiq), quien era sobrino del Imam Al Kadhim (P). Luego de enviarle dinero, Yahia le pidió a 'Ali Ibn Ismail que se presentase ante Ar-Rashid. Musa (P) se enteró del viaje de su sobrino, y fue a verlo para que desistiera del mismo. El Imam le ofreció hacerse cargo de todas sus deudas y darle todo lo que aquel precisaba, pero 'Ali igualmente se preparó para viajar a Bagdad. Entonces el Imam le dio 300 dinares y 400 dirhames, y le dijo: "Teme a Dios y no des ninguna declaración en contra de mis hijos". Cuando él partió, Musa (P) les dijo a los presentes: "¡Por Dios! El hará un complot contra mi sangre, y declarará en contra de mis hijos". Entonces le plantearon: "¿Y por qué le diste regalos y fuiste tan generoso con él?" Contestó: "Pues mi padre me dijo, sobre la autoridad de mis ancestros, que el Mensajero de Dios (BPD) expresó que cuando el clan se separa, deben ser atraídos y retornados a la unidad, y si alguien se separa definitivamente, entonces Dios se separará de él. Yo quise atraerlo después de haberse separado de mí, porque de hacerlo, Dios se separaría de él".

Entonces 'Ali Ibn Ismail habló con Yahia, y éste se lo transmitió a Ar-Rashid, adicionándole algunas cosas. Luego él mismo se presentó ante Harun Ar-Rashid y le informó que su tío Musa (P) recibía grandes cantidades de dinero de todas partes del país. Le narró que cierta vez pidieron al Imam Musa (P) 30.000 dinares por la compra de una casa y que al entregársela quisieron la suma en otra clase de moneda, accediendo el Imam a dicho pedido, se la otorgó de inmediato. Con esto quería demostrarle que el Imam (P) poseía un gran poder económico, con el cual hacía peligrar su califato. Esta era la excusa que el califa precisaba para encarcelar al Imam. En agradecimiento, hizo entregar 2.000.000 de dirhames a 'Ali Ibn Ismail, pero él se enfermó y murió antes de poder disfrutar de su recompensa.

Ese mismo año Harun partió hacia la Peregrinación, pasando primero por Medina. Allí hizo arrestar a Musa (P) y lo envió en una carroza a Basora, mandando otra carroza a Kufa para confundir a sus seguidores. En Basora, el Imam estuvo bajo el cuidado de ‘Isa Ibn Ya’far Al-Mansur, quien lo vigiló durante un año. Entonces Ar-Rashid le pidió la sangre de Musa (P) y él le contestó: "El asunto de Musa Ibn Ya’far (P) y su detención ha durado ya un largo tiempo. Me he informado bien de su situación. He puesto espías alrededor suyo durante todo este tiempo, y no he hallado nada en él, excepto su voz en la adoración. Ordené que se escuchasen sus plegarias, y él nunca oró contra ti ni contra mí. Nunca nos mencionó con malicia maldiciéndonos. El sólo pedía para sí mismo la merced y el perdón. Si tú no envías a alguien a quien yo pueda entregárselo, lo dejaré en libertad. Me siento muy mal con su detención".

Se reporta que uno de los espías de ‘Isa Ibn Ya’far lo escuchaba suplicar frecuentemente: "¡Oh, Dios! Tú sabes que yo solía pedir tiempo libre para adorarte. ¡Oh, Dios! Tú me Has brindado esto. Tú debes ser alabado".

Luego Ar-Rashid hizo que Musa Ibn Ya’far fuese a Bagdad, al cuidado de Al-Fadhl Ibn Arrabi’. Posteriormente, Ar-Rashid le pidió que eliminara al Imam, para lo cual se negó. Por lo tanto pasó al cuidado de Al-Fadhl Ibn Yahia Ibn Jalid quien había planeado su arresto. Al-Fadhl Ibn Yahia ordenó que vigilasen al Imam Musa Al-Kadhim (P) puesto que rezaba toda la noche y ayunaba casi todos los días, que solía realizar súplicas y recitar el Corán, y que casi siempre su rostro se encontraba en el mihrab, en la orientación del rezo. No vio nada reprochable en el Imam, por lo que hizo que lo tratasen bien y que él estuviera cómodo.

Cuando Ar-Rashid se enteró de esto, hizo que Al-Fadhl fuese destituido y azotado, y luego lo hizo maldecir por todos en su corte. Esto prácticamente implicaba una condena a muerte, por lo que su padre Yahia Ibn Jalid se escondió detrás del califa y amenazándolo, hizo que se retractara. Yahia le dijo que se haría cargo del asunto. Entonces fue a Bagdad y le dejó instrucciones precisas a Sandi Ibn Shahik respecto del Imam Musa Al-Kadhim (P). Hizo que un grupo de eruditos se presentara para atestiguar que el Imam estaba bien tratado. Luego ordenó que lo envenenaran. El Imam murió tres días después. Entonces trajo a otro grupo de juristas y hombres notables de Bagdad para que atestigüen que el cuerpo del Imam carecía de heridas y huellas de estrangulamiento, queriendo demostrar que había muerto en forma natural.

Como había un grupo de gente que decía que Musa Al-Kadhim (P) era el Mahdi esperado, y que su encarcelamiento era la ocultación, ordenaron colgar el cuerpo del Imam en el puente de Bagdad anunciando su muerte. Decían: "Este es Musa Ibn Ya’far, quien los rafiditas (shiítas) reclamaban como el último Imam, el que no moriría. Vengan y véanlo". Luego que toda la gente se acercó a verlo, fue enterrado en el cementerio de Bani Hashim.

Los hijos del Imam Al-Kadhim (P)

El Imam Musa Al-Kadhim (P) tuvo un total de treinta y siete hijos, diecinueve varones y diecisiete mujeres. De todos, el más digno fue 'Ali Ar Rida (P). Su madre era una esclava traída del Magrib por un hombre, que a pesar de estar ella enferma y débil, no la quería vender. El Imam envió a uno de sus seguidores a comprarla al máximo valor que le pidiesen. El hombre la vendió, pero pidió informaciones sobre Al-Kadhim (P). Su seguidor sólo le dijo que era de Bani Hashim. El hombre le dijo: "Cuando adquirí esta esclava en una remota región del Magrib, una mujer de Ahlul Kitab (la gente del Libro, es decir los judíos o cristianos) me dijo que ella no era apropiada para mí, pues estaba destinada a dar a luz a un hombre incomparable, sin igual en el oeste ni en el este". Ella dio a luz a 'Ali Ar Rida, el Imam que lo sucedería. Sin embargo, como ya expresamos, un pequeño grupo de shiítas consideraban que Musa Al-Kadhim (P) era el "Mahdi Prometido", y en consecuencia era el último Imam. Ellos fueron conocidos con el nombre de "waqifitas", y no reconocieron a otro Imam después de Musa Al-Kadhim (P). Sin embargo, la gran mayoría de la shi’ah siguió al Imam Ar Rida (P).

Las virtudes del Imam

Su dádiva y generosidad

El Imam no miraba al mundo como su meta, y cuando ahorraba algún dinero, le complacía con este, ayudar a los demás, dar tranquilidad a las almas inquietas, saciar al hambriento y vestir al desnudo:

Muhammad Ibn ‘Abdullah Bakri comenta: "Me encontraba en una situación económica muy penosa y para poder pedir un préstamo a alguien, fui a Medina, pero por más que toqué una y otra puerta, no obtuve respuesta. Estaba muy cansado, me dije a mí mismo que fuera a ver a Abu Al-Hasan -Musa Ibn Ya‘far (P)-, y me quejara de la situación por la que estaba pasando. Preguntando, lo encontré trabajando en una plantación que se encontraba en uno de los pueblos en las cercanías de Medina. El Imam se me acercó y comimos juntos; cuando terminamos, preguntó:

'¿Me querías contar algo?'.

Le relaté lo que sucedía. El Imam se levantó y se dirigió a una habitación que estaba a un lado de la plantación, regresó trayendo consigo trescientos dinares. Habiendo conseguido lo que buscaba, subí a mi montura y regresé".

‘Isa Ibn Muhammad que había llegado a los noventa manifestó: "Un año había yo sembrado melón, pepino y calabaza; se acercaba la fecha de la cosecha cuando la langosta terminó con toda mi cosecha y yo sufrí una pérdida de ciento veinte dinares. En esa misma época el Imam Al-Kadhim (P) -que parecía estar al pendiente de cada uno de nosotros los shiítas- vino a visitarme, me saludó y me preguntó como estaba; le respondí:

'La langosta terminó con toda mi cosecha'.

Preguntó: '¿Cuánto perdiste?'.

Respondí: 'Sumando la pérdida de los camellos, ciento veinte dinares'.

El Imam me entregó ciento cincuenta dinares.

'Vos sois un hombre que trae consigo la abundancia, venga a mi plantío y pida por mi tierra'. Le propuse.

El Imam vino, suplicó y dijo: 'Ha sido narrado por el Profeta que no dejen las tierras y propiedades que fueron dañadas'.

Regué nuevamente esa tierra y Dios le dio abundancia y tanta cosecha, la cuál vendí en diez mil monedas.

Su sumisión, paciencia e indulgencia

La tolerancia y remisión del Imam eran inigualables y ejemplo para los demás.

El título de "Al-Kadhim" que le dieron a este gran hombre, muestra las virtudes y fama de su "kadhm" que significa: alguien que restringe su ira, es sumiso e indulgente.

En los días en que los ‘abbásidas habían originado un ambiente sofocante en todo el mundo islámico, quitaban a la gente sus pertenencias diciendo que eran parte de los impuestos y lo malgastaban; la gente sufría una gran pobreza y en general era inculta e indigente; la propaganda de los ‘abbásidas en contra de los alawitas, seguidores de ‘Ali (P), contaminaba las mentes ingenuas de la gente; de vez en cuando algunos por ignorancia se enfrentaban al Imam, pero éste con su buen carácter los calmaba, y con su educación y seriedad, los ilustraba.

Había un hombre, hijo del segundo califa, que vivía en Medina y constantemente molestaba al Imam, inclusive lo insultaba. Algunos de los seguidores del Imam, le propusieron matarlo, pero el Imam se opuso terminantemente a tal proposición.

Un día el Imam preguntó el lugar donde se encontraba la finca de ese hombre. Subió a su montura y se dirigió hacia allá. Lo encontró en su plantación; entró a su labranza montando su caballo.

El hombre gritó: "¡No destruyas mi plantación!".

El Imam sin ponerle atención continuó su camino; y cuando llegó a donde se encontraba este hombre, bajó de su montura, entonces con una sonrisa en sus labios y con honor le preguntó: "¿Cuánto has gastado en esta plantación?"

Respondió: "Cien dinares".

"¿Que tanto esperas que te remunere?".

"No tengo conocimiento del futuro".

"¿De qué tanto tienes esperanzas?" Volvió a preguntarle el Imam.

"Tengo la esperanza de doscientos dinares". Replicó el hombre.

El Imam le entregó trescientos dinares y le dijo:

"La cosecha es tuya; Dios te hará llegar aquello que esperas".

El hombre se levantó y besó la cabeza del Imam y le pidió que perdonara sus insultos. El Imam sonrió y regresó…

Al siguiente día el hombre se encontraba sentado en la mezquita, cuando el Imam entró a ésta. En el momento que vio entrar al Imam dijo: "Dios es el más conocedor y sabe a quién debe entregar Su mensaje". (Queriendo insinuar que el Imam Musa Ibn Ya‘far (P) en realidad es merecedor del puesto del Imamato).

Sus amigos asombrados preguntaron: "¿Que sucedió? ¡Antes hablabas mal de él!".

El hombre nuevamente pidió por el Imam y sus compañeros, molestos, se apartaron de éste.

El Imam dijo a sus seguidores que le habían propuesto matar al hombre: "¿Cuál es mejor: vuestras intenciones o el que yo lo haya traído al buen camino con mi comportamiento?".