Historia

Durante años, las comunidades de musulmanes que se han conformado en el estado español, especialmente desde la proclamación de la Constitución española de 1978 y la construcción democrática del vigente marco constitucional que la desarrolla legalmente, han sido el fruto de la búsqueda de un lugar usurpado por la Historia y un esfuerzo sin precedentes de recuperación de la memoria y la identidad de una importante parte de los musulmanes creyentes, nacionales y extranjeros afincados en el país, desde un aluvión de vocaciones, sensibilidades, e incluso de procedencias, así como el producto de diferentes perspectivas, y tendencias doctrinales y de opinión, todas ellas tan diversas y plurales como herederas de un pasado que nunca debió de faltar sobre esta tierra, que indefectiblemente pertenece al acervo común de los creyentes en la misericordiosa Revelación de Allah, excelso y abalado sea, a Su bendito Profeta (sea la paz con él y su Familia purificada).

Es evidente que en el mundo musulmán hay una diferencia sustancial entre los musulmanes que perciben el Islam como un hecho religioso, de dimensión espiritualista, pero determinada por un devenir histórico e incluso cultural de carácter espurio -léase: califal-, y los creyentes que sustentan como base esencial y definitiva de la identidad islámica la doctrina sobre la sucesión profética, en su dimensión más integral y sutil, encarnada históricamente en la Familia del Profeta Muhammad (sea la paz con él y su Familia purificada), como instancia mística y religiosa sostenedora de una Tradición enraizada directamente en la revelación coránica, y guía y referencia para la Ummah en general, y para sus seguidores muy en particular, por considerar que este aspecto de la Memoria de la Religión muhammadiana es el axial indudable y veraz de la propia revelación, y el motivo sutil de su pervivencia y vigencia en el tiempo y los espacios.

Por ello, y consecuentes con que había de preservarse esa especificidad, fundamental en la identidad islámica, un grupo de musulmanes duodecimanos convinimos en la necesidad de conformar un espacio confesional, perfectamente diferenciado y específico, respecto de los asociaciones y colectivos de carácter musulmán genérico que se han ido construyendo en torno a la realidad de la pluralidad confesional en el Estado español.

La Comunidad Islámica Duodecimana Baiatullah, pretende generar, por tanto, un espacio legal en el concierto del Estado español, que permita a los musulmanes duodecimanos, amantes y seguidores de Ahlul Bait (la paz de Allah sea sobre todos ellos), disponer de un medio institucional para enmarcar sus actividades religiosas y sociales, y que todo ello pueda suceder de forma perfectamente diferenciada de cualquier otra forma de religiosidad denominable como musulmana, e incluso islámica, ya que esa voluntad se atiene no sólo al empeño de los creyentes españoles que animaron la entidad, cuanto que es expresión de una realidad histórica y mundial. Esta Comunidad, por tanto, pretende servir en especial a aquéllas personas que tiene por objeto conservar la memoria y la cultura de la esperanza en la Espera de la Parusía del Imam del Tiempo (apresure Allah su retorno), el guía espiritual prometido por el Profeta (sea la paz con él y su Familia purificada), que según nuestra convicción habrá de retornar para perfeccionar la propia misión profética, y hacer justicia histórica y mística a los creyentes, los oprimidos, y todas las criaturas en general.

Los principios fundamentales de su sentido de ser legal e institucional quedaron, pues, fijados en el preámbulo de los Estatutos constitutivos de la entidad, los cuales se conformaron como un instrumento real y efectivos de la vida comunal, ya que se convinieron de manera consensuada entre los miembros fundadores, con el objetivo de disponer de un espacio estatutario que permitiese la convivencia y la participación social de cualquier creyente imamista, que consecuente y respetuoso con la realidad institucional y con el marco legal del estado español, desease unirse o frecuentar la Comunidad en un marco de respeto, consenso y cooperación honesta entre hermanos y correligionarios.

Las bases doctrinales de esta entidad, pues, se concretan en la voluntad de preservar en la Comunidad Islámica Duodecimana Baiatullah, dentro de la generalidad musulmana, un lugar peculiar para la herencia imamista, sus tradiciones, legados intelectuales, y el propio acervo colectivo de raíz histórica, en el que se inserten los miembros de la referida Comunidad con comodidad y coherencia con la realidad de la vida confesional en un contexto social plural y diverso, así como para establecer un medio formal e identitario que sirva, desde ahora y en el futuro, de lugar de contacto o encuentro para cualquier persona interesada en conocer o informarse sobre la doctrina musulmana más genuina y veraz; todo ello, a fin de que esa peculiaridad, su carácter de reminiscencia mística y su dimensión de legado vigente, se preserve en su mejor medio, el comunitario, y sirva de contexto para la construcción de una identidad religiosa coherente con el verdadero legado muhammadiano, y la mejor tradición del Islam histórico, construido sobre el discernimiento de sabios, santos y pensadores que han tenido la Revelación y la Tradición como referencia; el Islam de los mártires y sabios que han alimentado el recuerdo y el amor a la Revelación del Quran, al Profeta del Islam (sea la paz con él y su Familia purificada), al estatuto bendecido de Su Familia (la paz de Allah sea sobre todos ellos), así como el respeto y el reconocimiento por los esfuerzos de todos y cada uno de sus seguidores y fieles honorables, aquéllos que en todos los lugares y épocas en las que ha sido necesario han servido al deber de obediencia y gratitud, al recordar al Mundo el sentido y origen de toda existencia, y dar testimonio entre los musulmanes de la bondad y perfección inherente a la Fe unitaria en un Dios, misericorde y omnipotente, y en su clemencia para con la Humanidad en forma de misión profética para Muhammad (sea la paz con él y su Familia purificada), así como por el esfuerzo y la abnegación de sus albaceas bendecidos.